Además del oso polar y el zorro ártico, hay otro animal que ama la nieve: la liebre ártica.
La liebre ártica, uno de los lagomorfos vivos más grandes, está muy adaptada al entorno de la tundra ártica. A diferencia de otras liebres, la liebre ártica tiene características que son perfectas para vivir en la nieve, incluida su importante grasa corporal, patas traseras largas y pelaje pesado. La liebre ártica tiene cerca de un 20 por ciento de grasa corporal. Cuando necesita mantenerse caliente o dormir, simplemente cava agujeros en la nieve para esconderse.
Para sobrevivir al invierno, las liebres árticas comen plantas leñosas, musgos y sauces como alimento. Utilizan sus largas patas traseras para cavar a través de la nieve para encontrar comida en el periodo invernal. En otras estaciones, les encanta comer brotes, bayas y hojas.