El casco histórico de la Ciudad de México es considerado el más grande de América Latina con casi 10 kilómetros cuadrados de superficie. En él, momentos, hechos y tiempos, son guardados con recelo dentro de algunas fachadas. A pesar de la lluvia, propios y visitantes, se niegan a abandonar una caminata donde podrán conocer un poco más sobre la metamorfosis citadina.
Las modernas tiendas se mezclan con los viejos castillos urbanos. España es la constructora de lo que en cada esquina se asoma, pero también de los grandes templos que sepultan a la vieja Tenochtitlán. 17 edificaciones, por ejemplo, soportaron siglos, guerras y terremotos cuando pesan más sus personajes o hechos históricos. Caminar por estas calles empedradas es un paseo rústico hacia las raíces mexicanas que ni por rasgos o costumbres, se pueden olvidar.
Espera que la escritura de nuevas interpretaciones no quede de lado ante la arquitectura moderna que viene chocando con lo que ya está levantado. Tal vez, para el historiador, la única narrativa que nunca caerá, a pesar de los roces evolutivos entre el pasado y lo incierto, será la imponente Catedral Metropolitana. Templo que ha visto pasar al México novohispano, al México independiente, al México porfiriano, al México republicano y que seguramente verá al México del futuro.

El casco histórico de la Ciudad de México es considerado el más grande de América Latina con casi 10 kilómetros cuadrados de superficie.