Las cervecerías de Buenos Aires, la capital argentina, eran un negocio en auge hasta el brote de COVID-19. Aunque los bares vuelven a la normalidad poco a poco, algunos fabricantes de cerveza ya han cambiado su estrategia y buscan adentrarse en el mercado chino. Su objetivo es exportar cerveza al país asiático y traer divisas extranjeras, vitales para estabilizar la economía de su nación.

Siete meses después de que Argentina registrara su primer caso de COVID-19, Buenos Aires está relajando las restricciones. La gente está contenta de poder volver a los bares para disfrutar de su bebida favorita.

La cervecería Rabieta se las ingenió para mantener sus ventas en los supermercados durante el periodo de confinamiento en todo el país. Pero ahora están ampliando sus miras. Clientes de Shanghai y Hong Kong podrán disfrutar de una de estas cervezas muy pronto.

Esta empresa comenzó a elaborar su cerveza hace tan solo tres años. La pandemia les obligó a expandir su producción y a exportarla antes de lo que esperaban.

El primero de estos tres contenedores de cerveza artesanal Rabieta partió hacia China la semana pasada. Buenas noticias para una pequeña empresa que comienza a exportar justo cuando Argentina necesita urgentemente atraer dinero en forma de dólares a las reservas del Banco Central del país.

El gobierno anunció recientemente el recorte de tasas para atraer a la divisa estadounidense al sector agrícola.

Pero los analistas afirman que estas exportaciones se basan principalmente en materias primas y que, Argentina, puede y debe exportar más productos.

China ha sido el principal socio comercial de Argentina desde abril. Altas autoridades y líderes empresariales del país sudamericano participarán el próximo mes en la Exposición Internacional de Importaciones de China en Shanghai con el deseo de aumentar los intercambios comerciales con el gigante asiático.

La cervecería Rabieta comenzó a elaborar su cerveza hace tan solo tres años.