Es hora de confiar en las vacunas chinas y rusas porque también funcionan y pueden ayudar a cubrir la escasez en el mundo, así afirmó una opinión publicada el pasado viernes en la página web de The New York Times.
Mientras que los países más ricos del mundo están lidiando con la escasez de vacunas COVID-19, algunos de los más pobres se preocupan por no recibir ninguna vacuna. Sin embargo, una solución a ambos problemas puede estar escondida a la vista: vacunas de China y Rusia, señaló el artículo firmado por Achal Prabhala, activista indio y coordinador del Proyecto AccessIBSA que promueve el acceso público a medicamentos, y Chee Yoke Ling, directora ejecutiva de Third World Network, de Malasia.
Al analizar las razones por las que las vacunas chinas y rusas rechazadas en los medios de comunicación occidentales y globales, el artículo dijo que se debe, por una parte, a la percepción de que eran inferiores a las vacunas producidas por Moderna, Pfizer-BioNtech o AstraZeneca, y por la otra a que China y Rusia son considerados estados autoritarios.
Pero se han acumulado evidencias durante un tiempo de que las vacunas de esos países también funcionan bien, recordó el comentario, argumentando que la revista médica líder The Lancet publicó resultados provisionales de los ensayos en etapa tardía que muestran que Sputnik V, la vacuna rusa, tenía una tasa de eficacia del 91,6 por ciento.

Francia, España y Alemania ahora están comenzando a hablar sobre la posibilidad de realizar pedidos de vacunas de China y Rusia.
Por otro lado, detalló el artículo, los Emiratos Árabes Unidos, Bahrein, Egipto, Jordania, Irak, Serbia, Marruecos, Hungría y Pakistán han aprobado la vacuna Sinopharm de China. Bolivia, Indonesia, Turquía, Brasil y Chile aprobaron y comenzaron a lanzar otra vacuna china.
Cuando esos países examinaron estas vacunas, tomaron decisiones con informaciones basadas en la evidencia sobre seguridad y eficacia publicada por los fabricantes chinos y rusos, gran parte de ella también publicada en revistas científicas revisadas por pares como The Lancet y JAMA, o después de realizar ensayos independientes de los suyos, explicó la opinión.
Asumir lo contrario es dudar de la capacidad o integridad de estos gobiernos, algunos de los cuales tienen sistemas reguladores de salud a la par con los de Estados Unidos o Europa, comentó.
El artículo informó que, ante la gran escasez de vacunas y los retrasos en la entrega, Francia, España y Alemania ahora están comenzando a hablar sobre la posibilidad de realizar pedidos de vacunas de China y Rusia.
La semidesesperación, al parecer, finalmente los ha llevado a desafiar los "prejuicios" contra las vacunas no occidentales, comentó el artículo.
La creciente evidencia que muestra que las vacunas chinas y rusas son confiables debe tomarse en serio y rápido, especialmente considerando los problemas de suministro en todo el mundo, concluyó la opinión publicada en The New York Times.