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Mike Pompeo y Adrian Zenz difunden falacias sobre Xinjiang
CRI

Por Ailijan Abudkeremu, sargento superior de la oficina de seguridad pública, prefectura de Kizilsu, en la región autónoma uygur de Xinjiang.

Recientemente, Mike Pompeo y Adrian Zenz difundieron desenfrenadamente falacias en las que difaman sobre la realidad de Xinjiang, afirmando que se cometieron "genocidio" y "crímenes contra la humanidad, contra musulmanes uygures y otras minorías étnicas" en la región. ¡Me siento muy indignado e insatisfecho con las mentiras absurdas y los comentarios falsos de Pompeo y Zenz! Las mentiras relacionadas con Xinjiang que inventaron son un enorme insulto para los 25 millones de personas de todos los grupos étnicos que viven en la región y una traición y un desafío al código de conducta internacional y la conciencia fundamental.

Nací en el municipio de Artux, mi padre era un cuadro del Partido, mi madre era ama de casa, y tenían tres hijos. Mi padre falleció cuando yo tenía 5 años. Con la ayuda de nuestros vecinos de las etnias han y kirguís, mi madre se esforzó por criarnos a mí y a mis hermanos. Nos ayudamos mutuamente y nos juntamos muy a menudo, disfrutando de la amistad y el afecto profundo. A día de hoy, continuamos manteniendo el contacto.

Con el cuidado y el apoyo de nuestro país, después de graduarme, me convertí en policía y he trabajado en la prefectura de Kizilsu durante 41 años. Son las montañas y los ríos y la gente de todos los grupos étnicos en Xinjiang los que me han nutrido, y son las organizaciones del Partido Comunista de China (PCCh) en diferentes niveles las que me han capacitado para que me haya convertido en miembro del PCCh y en un funcionario con ingresos estables. Así, he estado gozando de una vida segura y feliz.

Xinjiang se encuentra ahora en el mejor período de su historia.

Viviendo en Xinjiang durante más de 50 años, yo, como testigo, participante y practicante, he sentido verdaderamente los cambios dramáticos en la región. La vitalidad próspera se puede sentir en todas partes, ya sea en el campo, en las zonas de pastoreo, en la ciudad o la fábrica, las empresas o los parques industriales. La vida de las personas de todos los grupos étnicos es cada vez mejor gracias a los subsidios que se otorgan para la agricultura, la cría de animales y la construcción de viviendas. Las personas de bajos recursos reciben asignaciones básicas, y el gobierno atiende y proporciona un seguro médico a los hogares en las zonas rurales de China que no tienen un miembro familiar que envíe una remesa y dependen de la seguridad social (ancianos, enfermos, viudas y huérfanos).

Además, se garantiza la educación gratuita para los niños desde el jardín de infancia hasta la escuela secundaria superior, así como alimentos y alojamiento. Todos los agricultores y pastores viven en casas nuevas y muchas familias tienen sus propios autos. Ahora podemos disfrutar de una vida feliz sin preocupaciones por las necesidades básicas.

Recuerdo que cuando era pequeño me preocupaba la matrícula en la escuela, y a menudo el naan hecho de harina de maíz era mi almuerzo. A principios de los 80, cuando trabajaba en Artux, la gente vivía en bungalós y ningún colega tenía coche. Si queríamos ir al pueblo, tardábamos varios días a caballo. Al comparar el pasado y el presente, se pueden palpar cuán notables han sido los cambios en Xinjiang en los últimos lustros.

La mayoría de la gente de Xinjiang, sin distinción de grupo ético, considera que en la región se respetan a plenitud los derechos humanos. Xinjiang se encuentra ahora en el mejor período de su historia y así lo corrobora todo aquel que vive, trabaja y progresa en sus ciudades. En más de 4 años, no se ha registrado ningún caso de violencia o acto terrorista, por lo que la tranquilidad ciudadana ha aumentado, así como la confianza de los residentes locales en la estabilidad social y en el papel de las autoridades a largo plazo.

Las calumnias, sin importar que se repitan hasta la saciedad, nunca reemplazarán la verdad. La sarta de falacias de Mike Pompeo y Adrian Zenz no hacen más que echar tierra sobre sus propios nombres. Cuando se haga el recuento de la historia, para sujetos como estos, sólo quedará un lugar en el panteón de la vergüenza.