La ciudad de Kashgar, en la región autónoma uygur de Xinjiang, tiene una historia que se extiende más de dos mil años. Algunas partes de la urbe se conservan tal y como eran hace siglos. Esto incluye una casa de té que solía ser el punto de reunión de gente de negocios de varios países del centro de Asia. Pero hoy en día, han comenzado a surgir nuevas estructuras, creando un impresionante contraste en la ciudad antigua.
Temprano por la mañana en la ciudad del noroeste de china, Kashgar. Esta calle, con una historia de más de mil años de antigüedad, está a punto de llenarse de vida. Mamat Mamatkerim acaba de heredar la casa de té de su familia tras la muerte de su padre hace algunos meses.
Como parte de una tradición transmitida de generación en generación, despierta, corta leña y hierve té para los clientes que viven cerca.
Una tetera con té y algo de pan uygur, conocido localmente como "Nang", es así como los residentes locales empiezan su día.

La ciudad de Kashgar, en la región autónoma uygur de Xinjiang, tiene una historia que se extiende más de dos mil años.
Como parte de la tradición, artistas locales frecuentemente se encuentran en el lugar para interpretar algunas piezas de música, lo que le da un toque de relajación al ambiente.
Todos han sido testigos de los cambios en una calle con mil años de historia, que alguna vez reunió a comerciantes de oriente y occidente. Hoy en día, la vida moderna se encuentra con la tradición, y la música nueva con la danza. La gente joven del lugar vive otro tipo de vida en comparación con sus ancestros.
Lo viejo y lo nuevo, el pasado y el presente. Todo se puede encontrar en Kashgar, una vez un centro clave de la Ruta de la Seda, hoy en día es una ciudad del siglo XXI.