México es uno de los países con mayor cantidad de áreas naturales protegidas en el mundo con más de 200 millones de hectáreas. Les mostramos una pequeña parte de ese gran ecosistema mexicano que se mantiene virgen y que sirve de pulmón a grandes ciudades como a la Ciudad de México.

¿Sabía usted que dentro de la Ciudad de México existen ocho volcanes? Pues así es, un privilegio que le da a esta capital espacios para la expedición, pero también ambientes que logran purificar una de las capitales más contaminadas del mundo. Si bien la ciudad es conocida por haber sido construida sobre el gran lago de Tenochtitlan, también tiene bases creadas por roca volcánica.

Al caminar y subir a más de 3.000 metros sobre el nivel del mar, la vegetación empieza a cambiar. El pino aparece y las cortezas de los diferentes troncos indican cómo está el medio ambiente.

Momento de adentrarnos bajo tierra, hace frío y se sienten corrientes de vientos que indican entradas de aire. El silencio empieza a embargar el lugar al igual que la oscuridad. Rocas sueltas sirven de piso y hacia arriba, más formaciones milenarias por las que el agua cae gota a gota. Son 1.700 años de historia y espacio para la vida.

México es uno de los países con mayor cantidad de áreas naturales protegidas en el mundo con más de 200 millones de hectáreas.

Un momento en silencio permite al hombre conectar con la naturaleza dentro de esta enorme cueva. Caminar y respirar por senderos al aire libre, desconecta a más de uno del estrés de la megalópolis. Otra manera de ser parte de la solución para la preservación de la biodiversidad.

Existen planes de regulación, zonificaciones territoriales y otras políticas públicas para tratar de resguardar el ecosistema, pero creen que están más en el papel que en la práctica. Educación y más educación es lo que creen los especialistas que se necesita para lograr una luz al final del túnel por el rescate de la madre tierra.