Foto tomada el 28 de mayo de 2021 muestra el edificio del Capitolio de los Estados Unidos detrás de los semáforos en Washington, D.C., Estados Unidos. (Xinhua / Liu Jie)
El gobierno de Estados Unidos recientemente ha unido fuerzas con algunos medios de comunicación sin escrúpulos para promocionar la teoría de la conspiración de la llamada "fuga de laboratorio" sobre el origen del COVID-19 durante la Asamblea Mundial de la Salud, que se celebró la pasada semana de forma virtual, y que ha ha despertado la preocupación y las críticas por parte de la comunidad internacional.
Por razones políticas, Estados Unidos continúa cruzando la línea la roja de la moral, inventando maliciosamente teorías de conspiración y difundiendo información errónea, lo que ha alimentado una tendencia anticientífica, exacerbado la discriminación racial y socavado la lucha global contra la pandemia.
Estados Unidos se ha convertido efectivamente en el creador y diseminador de un virus político, informativo y moral.

La caricatura producida por Xinhua muestra al presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, recurriendo a la comunidad de inteligencia en busca de una historia sobre los orígenes del virus COVID-19. (Xinhua / Yu Aicen)
Virus Político
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, aseguró en un comunicado el miércoles 2 de junio que ha solicitado una investigación con sede en Estados Unidos sobre el origen del COVID-19 y que ha dado a las agencias de inteligencia estadounidenses 90 días de plazo para informar si el virus se originó en una fuente animal o accidentalmente en un laboratorio.
Mientras tanto, algunos medios de comunicación estadounidenses como The Wall Street Journal han respaldado una vez más la teoría de la conspiración de la fuga de un laboratorio sobre el origen del virus.
Sin embargo, según un informe sobre el rastreo global del origen del virus publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) el 30 de marzo, la introducción del COVID-19 a través de una fuga de un laboratorio se consideró una opción "extremadamente improbable".
Washington está utilizando el rastreo del origen de los virus para crear caos y servir a sus propios intereses políticos. Intenta politizar la agenda científica basada en la presunción de culpabilidad.
Los expertos han señalado que el rastreo del origen es una cuestión científica que deberían realizar conjuntamente científicos de todo el mundo. La mayoría de los países han llegado a un consenso de que este tema no debe politizarse.

El 21 de mayo de 2021, una trabajadora médica recolecta con un hisopo una muestra de un residente para la prueba de ácido nucleico de una posible infección por COVID-19 en un sitio de prueba en el complejo residencial Xin'gang en el distrito de Bayuquan, ciudad de Yingkou, provincia de Liaoning, noreste de China. (Xinhua / Pan Yulong)
Recientemente, la OMS ha vuelto a realizar un llamamiento a un "entorno despolitizado" para estudiar el origen del virus COVID-19. Mike Ryan, director ejecutivo del Programa de Emergencias Sanitarias de la OMS, pidió a "que, en la medida de lo posible, se separe la política de la ciencia en este asunto".
"Si esperamos que los científicos hagan su trabajo, que los colaboren y obtengan las respuestas que desean, tendrán que trabajar en un entorno sin presión. Para que todos podamos aprender a prevenir que esto vuelva a suceder en el futuro, pedimos que esto se haga en un entorno despolitizado, donde la ciencia y la salud sean el objetivo y no (echar) la culpa a la política", aseguró .
Jeremy Farrar, director de la fundación benéfica Wellcome Trust y un investigador médico de reconocido prestigio, asegura que no hay lugar para "rumores sin fundamento o teorías de conspiración impulsadas con fines políticos" cuando se trata del rastreo de origen del COVID-19.
"Los orígenes del SARS-CoV-2 aún no están confirmados, es posible que el origen nunca se sepa por completo, pero la naturaleza es una fuerza poderosa y, en mi opinión, el escenario más probable es que el virus se haya cruzado de animales a humanos. La mayor evidencia científica disponible hasta la fecha apunta a esto", dijo Farrar en un comunicado proporcionado a Xinhua.

La captura de pantalla muestra al zoólogo británico Peter Daszak, miembro del equipo de la OMS citado erróneamente por los medios estadounidenses, aclarando a través de Twitter que un informe publicado por The New York Times el 12 de febrero de 2021 distorsionó deliberadamente los comentarios de los miembros de un equipo de expertos de la OMS enviado a China en una misión de rastreo del origen de COVID-19. (Xinhua)
Virus de Información
Desde el inicio del brote de COVID-19, algunos políticos estadounidenses se han asociado con algunos medios de comunicación para construir narrativas eliminando hechos y fabricando mentiras, en un intento de desviar y controlar la opinión pública internacional.
Un informe publicado el pasado 12 de febrero en el The New York Times distorsionó deliberadamente los comentarios de los miembros de un equipo de expertos de la OMS enviado a China en una misión de rastreo del origen del COVID-19.
En respuesta, el zoólogo británico Peter Daszak, miembro del equipo de la OMS citado por los medios estadounidenses, aclaró de inmediato a través de Twitter que "esta NO fue mi experiencia en la misión de la OMS".
"Como líder del grupo de trabajo sobre animales y medio ambiente, encontré confianza y franqueza con mis homólogos de China. Tuvimos acceso a nuevos datos críticos en todo momento. Aumentamos nuestra comprensión de las posibles vías de difusión", escribió Daszak.
Una supuesta línea de tiempo publicada por The Washington Post el 25 de mayo que trató de avivar la teoría de la conspiración de la fuga de un laboratorio, también fue refutada enérgicamente por varios expertos.
Kari Debbink, profesora asistente en el Departamento de Ciencias Naturales de la Universidad Estatal de Bowie en los Estados Unidos, tuiteó que la línea de tiempo es "basura".
"Este artículo presenta hechos desde una perspectiva muy sesgada destinada a engañar a la gente haciéndoles pensar que una fuga de laboratorio es extremadamente probable", escribió.

Un perrsonal médico se prepara para administrar una dosis de la vacuna contra la COVID-19 recombinante (vector de adenovirus tipo 5) que requiere solo una inyección en un sitio de vacunación temporal en el distrito Haidian de Beijing, capital de China, el 20 de mayo de 2021. (Xinhua/Ren Chao)
Ryan, el alto funcionario de la OMS, dijo que es "bastante perturbador" ver en los últimos días "cada vez más y más discursos en los medios con muy pocas noticias, pruebas o material nuevo" sobre el posible origen del COVID-19.
Medios de comunicación como Fox News y The Washington Post han "capturado" la historia sobre la teoría de la conspiración de fuga de laboratorio "del mercado político de derecha y la han pulido para el consumo público", dijo un informe del sitio web de noticias independiente de Estados Unidos Grayzone. a finales de abril del año pasado. "Aunque ninguno de los medios publicó una sola pieza de evidencia concreta para respaldar sus afirmaciones".
Los expertos han señalado que no es profesional ni científico que Estados Unidos aplique inteligencia al rastreo del origen del COVID-19.
"Se pidió a las fuerzas de inteligencia estadounidenses que mostraran si tenían alguna información que pudiera ser útil. Todavía no lo han hecho", dijo Dominic Dwyer, miembro del equipo de la OMS enviado a China y profesor de la Universidad de Sydney, en una entrevista con la Australian Broadcasting Corporation el viernes.
"El hecho de que el presidente Biden diga que está recibiendo informes contradictorios de sus agencias de inteligencia, para mí, sugiere que no hay evidencia clara, de lo contrario sería obvio lo que estaba pasando", dijo.

La captura de pantalla de una declaración publicada en el sitio web de The Lancet el 19 de febrero de 2020 muestra a un grupo de 27 destacados científicos de salud pública de fuera de China que condenan las teorías de conspiración que sugieren que el COVID-19 no tiene un origen natural. (Xinhua)
Virus Moral
Los analistas insisten en que politizar el rastreo del origen de COVID-19 es una medida poco ética e impopular que solo fomentará la discriminación y el odio contra los asiáticos, obstaculizará la cooperación internacional basada en hechos y ciencia en el rastreo de origen y erosionará los esfuerzos globales en la lucha contra la pandemia.
Para llamar la atención del público sobre el problema, un grupo de 27 destacados científicos de salud pública de fuera de China emitió en febrero de 2020 una declaración firmada conjuntamente en la revista médica británica The Lancet y advirtió que "el intercambio rápido, abierto y transparente de datos sobre esto brote ahora está siendo amenazado por rumores y desinformación sobre sus orígenes ".
"Estamos juntos para condenar enérgicamente las teorías de la conspiración que sugieren que el COVID-19 no tiene un origen natural", dijeron los científicos.
Lamentablemente, la advertencia se ha desatendido en Estados Unidos. Siempre que los científicos se pronuncien en contra de las teorías de la conspiración, serán atacados por políticos estadounidenses de derecha y practicantes de los medios de comunicación. Según una investigación del Centro para el Estudio del Odio y el Extremismo de la Universidad Estatal de California, los delitos de odio contra los asiáticos aumentaron en un 149 por ciento en 2020 en 16 ciudades de EE. UU.
Citando a algunos científicos, un artículo publicado el jueves en la revista científica británica Nature dijo que "la retórica en torno a una supuesta fuga de laboratorio se ha vuelto tan tóxica que está alimentando el acoso de científicos en internet y el acoso a los ciudadanos de origen asiático en Estados Unidos, así como ofender a investigadores y autoridades en China, cuya cooperación es necesaria ".
Hume Field, asesor de ciencia y políticas para China y Sudeste Asiático de EcoHealth Alliance en Nueva York, aseguró a Xinhua el viernes que politizar la ciencia solo genera "dudas" y "desconfianza" entre los científicos chinos y occidentales, y socava fundamentalmente los esfuerzos globales conjuntos necesarios para salir vencedores en la lucha contra el virus y la pandemia.