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Rastreo de la COVID-19: la verdad detrás de la falsedad de los informes
CGTN en Español

El 27 de agosto, la Oficina del Director de Inteligencia Nacional de EE. UU. publicó un resumen del llamado informe de rastreabilidad del nuevo coronavirus, cuyas 498 palabras no han aportado ninguna evidencia sobre los orígenes de la COVID-19.

En la parte donde explican el resultado del rastreo, abundan palabras como "presumiblemente" y "probablemente".

Por detrás de una hoja llena de frases absurdas se asoma la verdad, y se hace cada vez más evidente. 

Tras leer dicho resumen, uno se da cuenta de que casi todas las conclusiones permanecen poco claras. 

Con anterioridad al comienzo del trabajo de rastreo, la Casa Blanca emitió un comunicado en que Joe Biden afirmaba la discrepancia en torno a los orígenes del virus entre los diversos departamentos de inteligencia estadounidense. Según ellos, son posibles ambas narrativas, una sobre la fuga de laboratorio y otra sobre orígenes naturales. Sin embargo, todavía "no se ha llegado a una conclusión final".

Es decir, al cabo de 90 día de investigación, regresamos a las mismas hipótesis anteriores.

Según Al Jazeera, los diversos departamentos de inteligencia en EE. UU. aún no se han puesto de acuerdo sobre la cuestión del rastreo de la COVID-19, y que esas disputas son difíciles de resolver. 

Al hablar sobre disputas, cabe destacar un detalle. Antes de las investigaciones, de entre los diferentes departamentos de inteligencia estadounidense, solo uno se inclinaba a la posibilidad de "fuga de laboratorio", y dos a la posibilidad de "orígenes naturales", y el resto no mostraba ninguna preferencia. 

En cambio, a partir del resultado logrado en estas investigaciones, sigue habiendo solo una institución de inteligencia que aboga por la "fuga de laboratorio", pero el número de las que abogan por "orígenes naturales" aumentó hasta llegar a cuatro.

¿Cómo se debe interpretar este cambio?

Citando al académico estadounidense Mario Cavolo, la razón por la que el gobierno de EE. UU. promueve la teoría sobre la "fuga del laboratorio de Wuhan" consiste en que así logra distraer la atención pública de la seria "historia de fugas de virus" que tanto caracteriza a los laboratorios estadounidenses. 

De un informe lleno de indeterminaciones, la inteligencia estadounidense dio solo una conclusión clara, que dice "el virus no es un arma biológico", y "muy probablemente que no es fruto de ingeniería genética".

Más de 25 millones de personas globalmente han firmado una petición exigiendo investigaciones sobre Fort Detrick, y ahora se le suma la atención internacional puesta sobre el laboratorio de Ralph Baric que estudia coronavirus y modificación genética.

Ante estas sospechas razonables, EE. UU. intenta eludir sus responsabilidades cubriendo la verdad. Ahora, con este informe de rastreo busca echarle la culpa a China alegando que el que las investigaciones no dieran ningún resultado fue a causa de la opacidad china. 

Según el informe China-OMS sobre los orígenes del nuevo coronavirus, los expertos de OMS han viajado explícitamente hasta Wuhan a realizar inspecciones y estudios minuciosos. Ellos pudieron hablar con todas las personas y estudiar todos los datos que solicitaron, y de allí establecieron un modelo de investigación coordinada que puede servir de futura referencia.

En este caso, EE. UU. debe al menos ser de transparente en igual medida. 

Es en tierras estadounidenses donde se necesitan más investigaciones de rastreo.