En Afganistán, los familiares de las víctimas del atentado del pasado viernes, 8 de octubre en Kunduz se despidieron de sus seres queridos en un funeral masivo llevado a cabo en el norte del país. El ataque, que ha sido reivindicado por el Estado Islámico, se cobró la vida de 60 personas. El grupo ISIS-K se ha atribuido la responsabilidad. Es el último de una serie de atentados y tiroteos desde que los talibanes tomaron el poder.

"Estábamos a punto de estar de pie para la oración del viernes detrás del Mullah. Estábamos sentados allí mismo, y el atacante suicida estaba en el centro de la mezquita. Tan pronto como el mullah dijo Allah o Akbar, se escuchó un sonido muy horrible. Había cuerpos por todas partes. Algunos no tenían manos, otros no tenían pies y otros no tenían cabeza. Los cuerpos de los niños faltaban desde su torso", dijo Sayed Ali Yaser, un miembro de la familia de una víctimas.

"No sabíamos de la explosión. Era la 1:35 de la tarde en el momento en el que ocurrió la explosión y recibí la llamada y fui al hospital. En ese momento incluso el hospital de distrito no aceptaba a los pacientes heridos y los sacaba y sugería que los pacientes fueran llevados a los médicos sin fronteras, porque el hospital de distrito no tenía capacidad", dijo Arbav Abdullah, el anciano de la comunidad en el sitio funerario.

El ataque, que ha sido reivindicado por Estado Islámico, se cobró la vida de 60 personas.