Durante el lanzamiento, la máxima prioridad de los responsables de las misiones tripuladas es garantizar la seguridad de los taikonautas. La cápsula de lanzamiento contiene un componente crucial para proteger a los taikonautas si hubiera alguna emergencia.

Este aparato con forma de pararrayos en la cima del cohete es en realidad una torre de salvamento para taikonautas. En caso de emergencia, el sistema de escape ayuda a separar rápidamente la cápsula de lanzamiento, en la que se encuentran los taikonautas, del cohete portador, como una explosión repentina. 

El sistema es usado ampliamente en los programas espaciales. De forma general, el sistema está controlado por un procedimiento combinado entre un sistema automático de detección de errores en el cohete y la activación manual por parte de la tripulación. Este mecanismo puede ser activado tanto en la plataforma de lanzamiento como durante el ascenso de la cápsula. Gracias a un sistema de empuje, la cápsula será enviada a una distancia de seguridad prudente, lejos del cohete de lanzamiento. Tras esto, se abrirá un paracaídas para que los astronautas aterricen de forma segura en tierra firme o en el agua. 

China se incorporó de forma tardía al sector aeroespacial. No fue hasta la década de 1990, cuando empezó a investigar y desarrollar su propio sistema. No obstante, desde entonces, ha logrado grandes progresos en esta tecnología avanzada. El cohete portador Gran Marcha fue el primero de su tipo en adoptar este sistema de escape durante el lanzamiento. 

La cápsula de lanzamiento contiene un componente crucial para proteger a los taikonautas si hubiera alguna emergencia.