China continúa una ardua lucha contra el aumento de las infecciones por la COVID-19, después de que el país relajara las políticas de prevención y control. 

En la provincia costera de Zhejiang, los datos sugieren que el 98% de los casos son leves y asintomáticos. Aproximadamente el 80% son pacientes jóvenes y de mediana edad. Sin embargo, los expertos advierten de que los niños y los ancianos podrían ser más vulnerables. Las autoridades de la provincia prevén que esta ronda de brotes alcance su punto álgido a mediados de enero. 

Mientras tanto, China está reforzando las medidas de seguridad en las zonas rurales. Anteriormente se publicaron directrices en las que se pedía a las autoridades que garantizaran el suministro de medicamentos y kits de análisis caseros, así como la disponibilidad de personal sanitario. También se están intensificando las vacunaciones, sobre todo entre los ancianos.