Faith, una madre soltera trabajadora, viaja con frecuencia en el primer tren que sale de Nairobi, la capital de Kenia, hacia la costa de Mombasa, donde vive su hija. Hasta 2017, el viaje de 500 kilómetros de Faith era tedioso y peligroso, pero entonces llegó el ferrocarril de ancho estándar construido por China. Ahora, Faith se ha convertido en una de los 7,8 millones de pasajeros cuyas vidas han mejorado gracias a este ferrocarril.
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