China ha anunciado que continuará flexibilizando sus medidas antiCOVID-19 a partir del 8 de enero. Las autoridades sanitarias del país informaron que concentrarán más recursos humanos y materiales en la atención de los grupos más vulnerables y los pacientes con síntomas graves. Las medidas suponen un cambio de estrategia nacional: de priorizar la contención de los rebrotes pandémicos se ha pasado a proteger al sector de población más propenso a padecer el virus con mayor severidad. El Gobierno ha afirmado que los casos graves con síntomas similares a los de la neumonía o aquellos que necesiten hemodiálisis serán tratados en hospitales designados para este fin específico.
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Los pacientes que experimenten síntomas exacerbados por enfermedades subyacentes serán atendidos en centros hospitalarios de primer nivel. En medio de la ola de infecciones que se ha extendido por toda la nación, los hospitales han intensificado sus esfuerzos para aumentar la capacidad de recepción de casos graves de coronavirus.