En la última década, China ha emprendido una transformación ecológica, convirtiendo tierras áridas en exuberantes bosques y cielos azules en el paisaje diario. Este ha sido un cambio que no solo ha rejuvenecido el medio ambiente, sino también la vida cotidiana de las personas.

Pero China no ha actuado sola. El país ha sido un actor proactivo en la cooperación ecológica global, impulsando iniciativas como el desarrollo ecológico en el marco de la Franja y la Ruta, y comprometiéndose firmemente con el Acuerdo de París.

El sueño de una China más verde y hermosa no solo se está convirtiendo en realidad, sino que es un reflejo del compromiso del país con un futuro sostenible.