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Los Cuatro Pecados de Estados Unidos en el Conflicto entre Palestina e Israel
CGTN Español

Autor: Xi Pu

La escalada del conflicto entre Palestina e Israel ha venido arrojando luz sobre los cuatro pecados de EE. UU.

Primer pecado: cerrar filas con uno contra el otro

Durante largo tiempo, a ojos de EE. UU., el Oriente Medio no es más que un tablero de ajedrez para sus intereses geopolíticos propios, y una arena de gladiadores donde compite con otras potencias. En esta región, EE. UU. siembra discordias y crea divisiones para imponer su control, y todo lo hace con el propósito de mantener su hegemonía. Esta vez, como siempre lo ha hecho en ocasiones anteriores, EE. UU. alzó a primera hora su voz a favor de Israel y en contra de Palestina. Altos funcionarios estadounidenses como el propio presidente Joe Biden visitaron Israel para que "los israelíes y el mundo sepan con quién está EE. UU.". En dos ocasiones, EE. UU. ha vetado resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU que llaman al cese al fuego entre Palestina e Israel.

Segundo pecado: echar leña al fuego

En vez de alentar y llamar a la paz, EE. UU. ratificó a primera hora su asistencia militar a Israel. Tan solo un día después del ataque contra Israel, EE. UU. despachó el primer lote de su asistencia de armas, y movilizó dos grupos de ataque de portaaviones en el este del Mediterráneo para reforzar la disuasión. El presidente Joe Biden presentó un proyecto de presupuesto suplementario, con el que planeaba destinar 14,3 mil millones de dólares a la asistencia militar a Israel. Asimismo, manifestó públicamente que EE. UU. garantizará todo lo que necesite Israel para su autodefensa.

Tercer pecado: practicar el doble rasero

Ha sido una costumbre estadounidense tratarse a sí mismo con tolerancia, pero a los demás con estrictez. Este tipo de "tolerancia" también es aplicable a los países que le son útiles. EE.UU. presiona a otros países para que condenen a Hamás, pero relativiza hechos como las masivas bajas civiles por los atentados aéreos de Israel y la grave crisis humanitaria por el asedio a Gaza. Se limita a resaltar el derecho de Israel a la autodefensa, sin mencionar si sus acciones militares son moderadas o no, ni la prolongada injusticia que sufren los palestinos como contexto histórico.

Cuarto pecado: achacar la culpa a los ajenos

Aunque China no es parte involucrada en este conflicto, EE. UU. no deja de enlodarla. Algunos en EE. UU. dicen que China quiere complacer a Israel y a Palestina al mismo tiempo para proyectar una imagen neutral. De hecho, China ha venido pidiendo una solución política a base de la solución de dos Estados. En este conflicto, por un lado, China no deja de alzar su voz y ofrece sus buenos oficios entre diversas partes para promover el diálogo y la paz, y por el otro, ha celebrado con pleno éxito el Foro de la Franja y la Ruta para la Cooperación Internacional para trazar un nuevo plan maestro de la cooperación internacional e inyectar estabilidad a este mundo cambiante y turbulento. ¿Quién está del lado de la paz, la equidad y la justicia? Cualquier persona con su sano juicio puede verificarlo. 

Estos cuatro pecados han generado fuertes efectos bumerán contra el propio EE. UU.

Primero, el mundo ha aprendido una vez más qué es la hipocresía de EE. UU., que ha intensificado su confrontación con todo el mundo árabe con su tradicional doble rasero a favor de Israel y en contra de Palestina. Como resultado, a EE. UU. le resulta aún más difícil materializar sus intentonas de engatusar a los países de la región y el mundo árabe. Las diversas partes son cada vez más conscientes de la "falsa reconciliación" del Oriente Medio orientada por EE. UU., la cual ignora los derechos de los palestinos a construir un Estado y a la existencia.

Segundo, exacerbar la división de la opinión pública en EE. UU. El actual conflicto palestino-israelí ha agravado la política de veto, la política de identidad y la fuerte confrontación bipartidista en EE. UU. La última encuesta de la cadena de televisión CBS (por sus siglas en inglés) muestra que el 56 % de los encuestados no aprueban la posición del presidente Joe Biden ante la escalada en el Oriente Medio. Mientras tanto, Washington, Nueva York y otros lugares han sido escenario de manifestaciones masivas.

Tercero, el pueblo chino es más consciente de que echar la culpa a China no es más que un truco de la guerra cognitiva de EE. UU. Ante el creciente poderío e influencia internacional de China, EE. UU. confunde el blanco con el negro en los temas candentes internacionales y siembra rumores y mentiras sobre China. Su objetivo es desacreditar el sistema y el camino de China, vender su retórica pesimista sobre el desarrollo de China y debilitar el fuerte liderazgo del Partido Comunista de China. Con la verdad y los hechos en mano, no tenemos miedo a los comentarios, pero debemos mantenernos en alerta sobre los métodos de guerra cognitiva de EE. UU.

En cuanto al futuro de la cuestión de Palestina, confiamos en que tarde o temprano la luz de la justicia penetrará la oscuridad. Cada vida es valiosa independientemente de su creencia o raza, y tiene el derecho a vivir libremente en su propio hogar.

(El autor es observador de asuntos internacionales en Beijing)