Desde finales de noviembre, la ciudad de Maceió, en el norte de Brasil, ha declarado el estado de emergencia ante el peligro del colapso inminente de una mina de sal de gema o sal de roca, la mina 18, explotada por la minera Braskem. El domingo pasado el techo de esta mina se derrumbó debido a que el suelo de la región está hundiéndose a un ritmo de 0,54 centímetros por hora. Este incidente ocurrió porque la explotación de sal de gema se realiza desde hace décadas en los yacimientos subterráneos.

"Pero el problema está allá abajo. Como pasó ayer, la mina se desplomó en la laguna y gracias a Dios no tuvimos ninguna pérdida. Ni siquiera lo escuchamos. Fue un poco después de la una de la tarde pero cuando me enteré, ya eran las 3 de la tarde", dijo Yolanda, vecina del Barrio Pinheiro de Maceió.

La extracción de sal de gema en esta zona se inició en la década de 1970 y hasta el momento se han instalado 35 minas. En febrero de 2018, los habitantes de aquí sintieron por primera vez la grave crisis medioambiental. En los años siguientes, al menos 55.000 residentes fueron desalojados de la zona. A finales de noviembre de este año, después de que se supo que la Mina 18 se estaba hundiendo rápidamente y que podría causar un desastre ambiental, otros 14.000 residentes se vieron obligados a abandonar sus hogares.

"Determiné la expropiación de esa zona, que fue comprada por Braskem para convertirse en un gran parque estatal por respeto a la memoria de todos los que allí vivieron y crecieron, y que tienen historias y buenos recuerdos en estos barrios que fueron perversamente afectados por culpa de Baskem. Por eso, estamos trabajando permanentemente para encontrar una solución rápida para el pueblo de Maceió, para las víctimas y para el pueblo de todo el estado de Alagoas", afirmó Paulo Dantas, gobernador del Estado de Alagoas.

El departamento de defensa civil local ha estado evacuando residentes fuera de la zona minera en las últimas dos semanas.