La serpiente de dos cabezas es una de las joyas artísticas más representativas de la civilización azteca. Su estructura está elaborada en madera, y la mayor parte del cuerpo está revestida con intrincados mosaicos de turquesa. Ambas cabezas, junto con las narices y las encías, están adornadas con conchas de ostra espinosa de color rojo, mientras que los dientes están hechos de conchas de caracolas.
Para el pueblo azteca a principios del siglo XVI, este tipo de obra, decorada con mosaicos de turquesa, era considerada más valiosa que el oro debido a su rareza y la complejidad de su elaboración, lo que la convertía en un artículo extremadamente costoso y apreciado.