Chien-Shiung Wu (1912–1997), desde muy joven destacó por sus habilidades, tanto en matemáticas como en física. Esto le abrió muchas puertas y también la posibilidad de cursar estudios en lo que hoy es la prestigiosa Universidad de Nanjing y que entonces se llamaba la Universidad Nacional Central de Nanjing. En 1936, dos años más tarde de graduarse en Física, fue a la Universidad de Berkley estadounidense para continuar con su formación, donde se doctoró en Física en 1940, pero nunca perdió su conexión con su país natal.

Su trabajo en el Proyecto Manhattan y, sobre todo, su revolucionario Experimento de Wu (1956) desafiaron paradigmas científicos al demostrar que la ley de conservación de la paridad no se aplicaba a las interacciones nucleares débiles.
A pesar de que este descubrimiento fue fundamental, el Premio Nobel de 1957 fue otorgado únicamente a sus colegas Tsung-Dao Lee y Chen-Ning Yang, en un acto que refleja las injusticias de género y origen en la ciencia de la época. Sin embargo, Wu recibió múltiples reconocimientos, incluida la Medalla Nacional de Ciencia de EE. UU. y el Premio Wolf en Física, consolidando su legado como una de las científicas más influyentes de la historia.
Más allá de la física, Wu también fue una ferviente defensora de la igualdad de género y la educación, inspirando a generaciones de científicas en China y el mundo. Su nombre sigue brillando como un ejemplo del impacto que los científicos pueden tener en la historia, demostrando que la ciencia no tiene fronteras ni género.