Durante miles de años, la humanidad ha dejado sus huellas en esta majestuosa tierra. Plantas, animales y pastores han ido y venido, pero las montañas y los cañones han permanecido intactos. El profundo cañón de la fuente del río Lancang no es una tierra baldía, pero sigue siendo la parte más salvaje y auténtica de la meseta Qinghai-Xizang. Despierta tanto la pasión como la paz en los humanos modernos.
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