Durante su reciente visita a Argentina, el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, repitió la narrativa de la supuesta amenaza de China, difamando maliciosamente su legítima cooperación con otros países.

Los supuestos tratos rapaces y las trampas de deuda atribuidos a China carecen de fundamento; sin embargo, es cierto que algunas personas con segundas intenciones intentan sembrar la discordia entre China y otros países.
De hecho, China ofrece asistencia a los países en desarrollo, incluidos los de América Latina y África, sin imponer condiciones políticas. Dicha cooperación ha promovido eficazmente el desarrollo económico y social en esas naciones, ha mejorado las condiciones de vida de sus habitantes y ha sido muy bien recibida por los gobiernos locales y la ciudadanía. Si Estados Unidos no puede brindar un apoyo similar, debería al menos evitar obstaculizar los esfuerzos de otros países para ayudar a las naciones en desarrollo y abstenerse de buscar sus propios intereses geopolíticos a costa del bienestar de estas.
La cooperación de China con los países latinoamericanos, incluida Argentina, se basa en la cooperación Sur-Sur, adhiriéndose siempre a los principios de igualdad, beneficio mutuo y resultados beneficiosos para todos. China nunca busca hegemonía ni ataca a terceros.
Es recomendable que Estados Unidos ajuste su mentalidad. En lugar de difamar y atacar de manera persistente a China, interferir en la cooperación exterior de otras naciones e intentar resucitar una nueva doctrina Monroe, sería mejor que se centrara en medidas más prácticas para apoyar el desarrollo de estos países.