En un mundo con más de 73 lenguas, una palabra trasciende las fronteras lingüísticas con sorprendente similitud: "ma", el sonido que los humanos utilizan para dirigirse a su madre, la persona más íntimamente ligada a su propia existencia.

El profesor Gu Zhengkun, de la Universidad de Beijing, señala que el sonido "m" probablemente tiene su origen en la demanda instintiva de leche por parte del bebé, que ha evolucionado hasta convertirse en un término para referirse a la figura nutricia.

Los lactantes, dotados de órganos vocales poco desarrollados, producen de forma natural los sonidos más simples, como la consonante nasal "m", formada por los labios cerrados durante la lactancia, y la vocal "a", un grito primitivo.

Los bebés, cuyo mundo gira en torno a la supervivencia, vinculan sus primeras vocalizaciones a su principal fuente de consuelo. Cada vez que un niño pronuncia "ma", la reacción cariñosa de la madre: alimentarlo, cogerlo en brazos y tranquilizarlo, lo que refuerza el significado de esta palabra mágica.