Tras las negociaciones económicas sostenidas en Ginebra (Suiza), China y Estados Unidos emitieron una declaración conjunta el 12 de mayo comprometiéndose a ajustar sus medidas arancelarias. Las reducciones, que entraron en vigor el 14 de mayo, han provocado un aumento masivo en la demanda de transporte marítimo entre ambos países, hasta el punto de que las navieras enfrentan una escasez de buques disponibles.

El impacto fue inmediato: las empresas exportadoras chinas reportaron una saturación de llamadas de clientes estadounidenses, mientras que la preocupación por las importaciones desde EE. UU. disminuyó notablemente. En el puerto de Yantian, en Shenzhen, los muelles están operando a máxima capacidad y se han incrementado drásticamente las reservas de contenedores y espacios de carga con destino a EE. UU.

Las rutas marítimas con destino a Estados Unidos están cerca de alcanzar su límite operativo para finales de mayo, lo que reflleja el auge del intercambio comercial entre ambas potencias. Este escenario confirma la fuerte interdependencia económica existente entre estas naciones.