El Gobierno del Reino Unido introdujo a principios de este año una política de "crédito fiscal para el cine independiente" con el objetivo de animar a más empresas a filmar y producir localmente. Esta política ha sido especialmente bien acogida por los proyectos cinematográficos de bajo presupuesto. 

En medio de una competencia cada vez mayor en la industria cinematográfica mundial, la política de incentivos del Reino Unido sigue atrayendo talentos de todo el mundo. El plan de desgravación fiscal para el cine independiente se dirige a películas con presupuestos inferiores a 15 millones de libras, y permite a las producciones pequeñas y medianas solicitar hasta un 53 % de desgravación fiscal. 

Aunque estas películas no siempre consiguen estrenos en salas, contribuyen a mantener la vitalidad de la industria cinematográfica británica al fomentar nuevos talentos y reducir las barreras de entrada. El sector emplea a actores, directores de fotografía y equipos de postproducción locales, entre otros, lo que significa que el aumento de la producción cinematográfica impulsa directamente el empleo local.