Los Gobiernos de Cuba y Venezuela condenaron el bombardeo del ejército estadounidense contra instalaciones nucleares de Irán.
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El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, denunció que el ataque viola gravemente la Carta de las Naciones Unidas y aseguró que arrastra a la humanidad a una crisis de consecuencias irreversibles. El canciller cubano, Bruno Rodríguez, calificó el bombardeo como un acto criminal que constituye una escalada de guerra injusta.
Por su parte, Caracas denunció que el ataque es un acto de agresión ilegal, injustificable y extremadamente peligroso y alertó de los riesgos humanos y ambientales que implica bombardear instalaciones nucleares.
Ambos países ratificaron su solidaridad con Irán.