El artículo refleja las opiniones de la autora, Perla Pineda, y no necesariamente las de CGTN Español.

En la extensa y moderna China, la experiencia de viajar en tren de alta velocidad resulta ser novedosa por su conectividad y la innovación en la red ferroviaria. Este medio de transporte no solo acorta distancias, sino que demuestra que la rapidez no es un lujo, sino una necesidad en la movilidad del siglo XXI.
Esta red, que ha crecido exponencialmente en la última década dentro del gigante asiático, tiene la capacidad de mover a millones de personas a una velocidad sorprendente. Es una muestra clara de la innovación tecnológica al servicio del transporte y, por qué no, de una historia que contar para aquellos que aún no han vivido este viaje.
Desde la llegada a la estación de tren la experiencia promete ser única sobre todo para los usuarios no frecuentes.
Las instalaciones de las estaciones son enormes y con diseños modernos. Aunque pareciera que uno puede perderse, la organización es impecable ya que hay pantallas informativas y señalamientos vistosos, personal amable y procedimientos de seguridad rápidos y eficaces. Cada paso está pensado para hacer el proceso más fluido y sin estrés.
La espera antes de abordar también es parte de la experiencia. A pesar de la multitud, hay una notable tranquilidad y orden, algo que sorprende en una estación tan concurrida. La tecnología está presente en todo momento, desde los billetes electrónicos hasta las pantallas que indican la hora exacta de embarque, haciendo que cada detalle esté perfectamente sincronizado.
Cuando el tren sale de la estación Sur de Beijing en dirección a Liyang, Changzhou, la puntualidad es sorprendente. Al escuchar el silbido de salida, el tren comienza a moverse suavemente, aumentando gradualmente su velocidad hasta alcanzar los 385 km/h. A esa velocidad, el tren supera la rapidez de un auto de Fórmula 1, pero la sensación de velocidad es tan suave y estable que es difícil percibir el ritmo frenético del trayecto.
El tren no solo es rápido, sino también un referente de confort en el transporte terrestre. Los asientos son amplios, hay suficiente espacio para las piernas y la variedad de opciones de comida a bordo hace que el viaje sea aún más placentero. Además, el sistema automatizado de avisos sobre las próximas paradas y la información sobre el trayecto contribuyen a crear un ambiente cómodo y bien organizado, donde todo parece estar pensado para el bienestar del pasajero.
En cuanto al costo, la relación entre precio, velocidad y comodidad es altamente competitiva, especialmente si se compara con un vuelo de similar duración y trayecto. Este tren no solo representa una nueva forma de viajar, sino también una opción práctica y eficiente para quienes buscan reducir tiempos de desplazamiento.
Levitación Magnética: Un Salto al Futuro

Pero si creías que el tren de alta velocidad era lo último en tecnología ferroviaria, espera a conocer el tren Maglev de Shanghái. Este tren, que emplea la levitación magnética en lugar de ruedas y rieles tradicionales, ofrece una sensación de velocidad que desafía la lógica. En el trayecto que conecta el Aeropuerto Internacional de Pudong con la estación Longyang Road, los 30 kilómetros se recorren en solo siete minutos, alcanzando velocidades promedio de 250 km/h.
La experiencia de viajar a bordo de este tren es como flotar sobre el suelo. La suavidad del trayecto y la velocidad alcanzada generan una sensación futurista que redefine lo que creíamos posible en el transporte terrestre. Es, sin lugar a dudas, el epítome de la innovación en la movilidad de China, un testimonio de lo que la tecnología es capaz de lograr cuando se aplica al transporte masivo.
Viajar en el tren de alta velocidad en China es más que un simple desplazamiento de un punto A a un punto B. Es una experiencia que combina velocidad, confort y tecnología, y que redefine nuestra idea del transporte público. Ya sea viajando en los trenes convencionales o flotando a través de la levitación magnética, esta es una vivencia que no solo debe ser contada, sino también sentida.