El Templo del Cielo, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es uno de los destinos turísticos más emblemáticos de Beijing. Construido en el siglo XV durante el reinado del emperador Yongle, este majestuoso complejo era el lugar donde los emperadores ofrecían sacrificios y agradecían al Cielo por las cosechas.

Una de sus estructuras más impresionantes es la Sala de las Plegarias por las Buenas Cosechas, donde el emperador oraba por la abundancia. Lo más sorprendente es que este edificio está construido completamente en madera, sin un solo clavo.

Los parques que lo rodean también son un tesoro: hay una arboleda de más de 3000 cipreses, algunos con más de 600 años de antigüedad. Actualmente, esta zona es un parque público muy popular entre quienes van a hacer ejercicio o simplemente a pasear.

Cuando visiten Beijing, reserven un momento para conocerlo en persona. ¡Realmente vale la pena!
