Por primera vez, China ha divulgado un escalofriante vídeo de 83 minutos con la confesión de Masakuni Kurumizawa, exmiembro de la infame Unidad 731 del Ejército japonés, en el que revela crímenes atroces cometidos durante la Segunda Guerra Mundial.
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Grabado en 1991, el testimonio presenta a Kurumizawa admitiendo públicamente actos como disecciones humanas en vivo, experimentos biológicos y guerra germinal. Confiesa que la Unidad 731 infectaba a prisioneros con bacterias letales para aumentar su virulencia, lo que supone un crimen contra la humanidad. Documentos históricos estiman al menos 3.000 víctimas de estos brutales experimentos. El vídeo se proyectó en la Sala de Exposiciones "Evidencia de Crímenes de la Unidad 731 del Ejército Imperial Japonés", ubicada en Harbin, provincia de Heilongjiang, en el noreste de China.
"Yo diseccioné 300 cuerpos humanos. Un tercio se preservó como espécimen; el resto se quemó. Cuando hacíamos las disecciones, los cadáveres aún estaban calientes y la sangre brotaba. Las víctimas eran chinas, coreanas, mongolas y algunos rusos. Normalmente manteníamos al menos a 40 personas en reserva. Como algunos morían durante los experimentos, siempre podíamos reemplazarlos", dijo Masakuni Kurumizawa.