Esta semana, CGTN lanza la serie "Renacer de las cenizas: ciudades recuerdan la II Guerra Mundial en Europa". Múltiples localidades, marcadas por la guerra, comparten historias de resistencia y resurgimiento. Hoy, visitamos la ciudad rusa de Volgogrado. 82 años después de la batalla de Stalingrado, una de las peores contiendas de la historia de la humanidad, una nueva generación impulsa la innovación en busca de un futuro brillante, sin olvidar su pasado.
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Primera hora de la mañana en la ciudad de Volgogrado, en la orilla derecha del río Volga. Hace 80 años, esta ciudad era conocida con otro nombre: Stalingrado. Para muchos, la mayor batalla en la historia de la humanidad tuvo lugar aquí.
La batalla de Stalingrado se prolongó 7 meses, desde julio de 1942 hasta febrero de 1943. Concluyó con la aplastante derrota del ejército alemán. Dos millones de personas perdieron la vida o resultaron heridos en las orillas del río Volga.
"Atracamos aquí. En el asentamiento Tatianka de Stalingrado. Estábamos llegando a Tatianka, cuando mi padre apagó los motores. Oímos a niños llorar. El humo negro se acercaba, por encima del humo había disparos. El humo negro se disipaba y vimos un barco acercarse. Sin remos, en él viajaban ancianos, niños llorando. Dos de ellos, intentaban remolcar el barco con sus manos. Uno en un lado del barco, el otro, en el otro lado", dijo Aleksandr Eremin, veterano de la batalla de Stalingrado.
Todo lo que ocurría entonces en el campo de batalla podía observarse desde esta colina, Mamáyev Kurgán. Aquí fallecieron miles de soldados cada vez que la colina pasaba de manos alemanas a soviéticas, y viceversa. En Mamáyev Kurgán se levanta hoy "La Madre Patria Llama", una de las estatuas más grandes del mundo. Miles de personas visitan este complejo cada día. La víspera del desfile por el Día de la Victoria, el 9 de mayo, hay mucha más gente de lo habitual. En el centro de la ciudad, los residentes locales se reúnen para un ensayo del desfile militar del 9 de mayo.
Orgullo, recuerdo y determinación. Todo ello se refleja en los rostros de sus habitantes. El aspecto del que goza hoy la ciudad es una de las razones de este orgullo. En el pasado, no había un solo edificio que no presentara daños.
"Después de la Batalla de Stalingrado, de hecho dos meses después, el Gobierno ya había adoptado una resolución para la restauración de Stalingrado. Ya se dijo que las fábricas y los asentamientos residenciales debían restaurarse a la vez. En la primavera de 1943, arquitectos destacados llegaron a Stalingrado. Examinaron y observaron la situación de la localidad y, ese mismo año, empezó el trabajo de diseño para la creación de la nueva ciudad", describió Piotr Oleinikov, director del Museo de Arquitectura de Volgogrado.
Todo ello explica por qué Volgogrado se ve tan bella hoy. Y por qué sus jóvenes, que no olvidan el pasado, creen que su futuro está aquí.
"Ese periodo, y su historia militar y el pasado, nos cuentan que la fortaleza de espíritu es una parte muy importante del desarrollo de cualquier historia. Y tenemos grandes perspectivas para la ciudad. Aquí hay mucha gente buena. Dispone de excelentes centros educativos. Hay un buen ambiente para desarrollar nuestros negocios e impulsar la industria", dijo Artiom Avdeyev, fundador y director de Stereotech.
Artiom es el director de una de la compañías que está acercando el futuro a Volgogrado. Su firma fabrica impresoras 5D, que pueden crear objetos de resistencia y formas asombrosas. Artiom, su empresa y Volgogrado son un claro ejemplo de la resiliencia humana. Renacieron de las cenizas de una ciudad devastada y, hoy, una nueva generación aporta un nuevo soplo de vida a Volgogrado.