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Memorias de la II Guerra Mundial: "Blitz", el bombardeo alemán sobre el Reino Unido
Actualizado 2025-07-27 01:59 GMT
CGTN Español

05:16

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El ejército de la Alemania nazi no fue capaz de invadir Reino Unido. Pero su prolongada campaña de bombardeos masivos acabó con la vida de más de 40.000 civiles y arrasó con más de un millón de hogares. El "Blitz", abreviatura de "Blitzkrieg" o 'guerra relámpago', no sirvió, sin embargo, para socavar la voluntad de los británicos.

Han transcurrido 85 años, pero en Londres aún pueden observarse secuelas de la campaña de bombardeos sostenidos de la Alemania nazi. En septiembre de 1940, Adolf Hitler aprobó un plan cuyo fin era quebrantar el espíritu de Reino Unido y debilitar sus capacidades bélicas: el "Blitz", ocho meses de bombardeos aéreos. Los nazis nunca fueron capaces de invadir Reino Unido. Pero durante aquellos ocho meses, las fuerzas aéreas alemanas plagaron sus cielos. Especialmente, sobre Londres.

"Mis padres murieron en el 'Blitz', en noviembre de 1940, cuando yo tenía tres años. Si sobreviví fue porque unas horas antes, me llevaron al hospital debido al sarampión. Siempre recuerdo, a pesar de que tenía 3 años, que me dijeron 'te veremos en la mañana'. Y, por supuesto, para ellos no existió la mañana", dijo Jeff Borsack de 88 años, superviviente del "Blitz". "Ibas a la escuela, esa noche tenías una cena exigua y, automáticamente, te llevaban a los refugios a dormir. Allí pasabas la noche. A la mañana siguiente, cuando daban la luz verde te despertabas. Si tenías suerte te daban algo de desayuno y luego ibas a la escuela, pasando por delante de casas que aún ardían. En una ocasión, fui a la escuela y vi un gran agujero en el suelo. Y eso era todo, día tras día", añadió.

Durante el periodo más intenso del "Blitz", los 57 días consecutivos de bombardeos, más de mil bomberos perdieron la vida intentando proteger las ciudades británicas y a sus residentes.

Miles de trabajadores de los servicios de emergencia fallecieron durante el "Blitz", así como decenas de miles de civiles.

"Desde lo más alto, hasta el fondo, todo lleno de gente, todo cuerpos. Dijeron que había ocho o nueve niveles. Personas yaciendo unas encima de otras. Todas se ahogaron. Fue eso lo que las mató. Si nos hubiésemos demorado cinco, diez segundos más, no hubiésemos salido de ahí", recordó Ray Lechmere, un superviviente del "Blitz" de 91 años.

Ray y sus hermanos entraron primero y evitaron, por poco, terminar aplastados. Pero pasaron la noche ignorando qué les sucedió a sus padres y abuelos.

"Cuando llegamos a casa, por la mañana, hacía mucho frío. Hizo muchísimo frío aquella noche. Mi hermano encendió un fuego. Nos sentamos alrededor del fuego, esperando, pensando que volverían a casa. Al final, encontraron sus cuerpos...", expresó Ray.

Su padre, su abuelo y su abuela habían muerto. Sus compañeros de clase, también. Después de días preocupados, su hermana encontró a su madre magullada, pero viva, en un hospital. Vivió hasta los 90 años, pero nunca superó el trauma de aquella noche.

Mientras Londres era víctima de la prolongada campaña de bombardeos nazis, la ciudad de Coventry se convirtió en sinónimo del dolor que los alemanes eran capaces de infligir. El 14 de noviembre de 1940, 500 bombardeos partieron desde la Francia ocupada hacia Inglaterra. Gracias a la luz de la luna llena, identificaron Coventry sin problemas. Lanzaron 36.000 bombas incendiarias y 500 toneladas de potentes explosivos.

Los pilotos alemanes informaron más tarde que les llegaba el olor a quemado de la ciudad e, incluso, que sentían el ardor desde sus cabinas. En solo una noche, murieron 500 personas y 1.000 resultaron heridas.

Aún así, en Navidad, tan solo seis semanas después, el predecesor del actual deán de Coventry envió un sorprendente mensaje a la angustiada congregación de una ciudad en ruinas.

En el Museo Imperial de la Guerra, en Londres, sus historiadores explican la realidad de la II Guerra Mundial y sus consecuencias a las nuevas generaciones.

"Las casas restantes que sobrevivieron a los bombardeos ya no eran habitables. Así que todas estas áreas tuvieron que ser despejadas. Muchas casas fueron derribadas", dijo Simon Offord, comisario del Museo Imperial de la Guerra.

Y en su lugar, se levantaron nuevos edificios residenciales. Muchas de las familias originarias del East End de Londres fueron trasladadas a otras zonas y eso cambió toda la comunidad.