Todos los días, el tren rápido, cargado de bienes, viaja entre Chengdu y Europa. Todos los días, en el aeropuerto de Chengdu, llegan y salen 869 vuelos que conectan la ciudad con el mundo. Todo ha facilitado la comunicación de bienes entre Chengdu y Europa y el intercambio de capital, tecnologías, personal y culturas entre Oriente y Occidente.
Para aprovechar las oportunidades ofrecidas por la Franja y la Ruta, Chengdu ha dejado de ser una ciudad interior en el oeste de China y se ha convertido en una metrópoli cada vez más abierta al mundo occidental, valiéndose del Ferrocarril Chengdu-Europa y la red de transporte establecida posteriormente.