Un escándalo ha sacudido los Juegos Asiáticos apenas comenzada la competición continental. En el vórtice del huracán se encuentran 4 jugadores de la selección japonesa de baloncesto por su supuesto comportamiento reprobable fuera de la cancha.
Lejos de ser un ejemplo, que es lo que se espera de estos deportistas del más alto nivel, se han convertido en una vergüenza al pagar por prostitutas, motivo por el cual han sido enviados a casa.
Esta situación ha llevado al presidente del Consejo Olímpico de Asia a realizar unas declaraciones en las que reitera la oposición de su organismo a este tipo de actitudes y su confianza en que los atletas sean verdaderamente un espejo en el que se pueda mirar la sociedad.