La comida callejera tiene sus raíces en las calles y los callejones de Macao, plagados de humo, fuego y gentío. No hay ingredientes caros, ni una cocina misteriosa, solo la ingenuidad y la perseverancia año tras año de sus guardianes. No hay mejor comida que la de las calles de Macao. Es la fragancia de la vida cotidiana, el toque humano de los barrios y el encanto único de la ciudad.