Fuente: AP
Indonesia detuvo el pasado jueves 19 de marzo una celebración con cerca de 9.000 peregrinos musulmanes, los puso en cuarentena y chequeó su salud para tratar de frenar los contagios por el nuevo coronavirus.
El acto religioso de cuatro días, que debía comenzar más tarde el pasado jueves en un internado en una zona rural del sur de la isla de Sulawesi, no contaba con el permiso de las autoridades y provocó temores a la propagación del virus en la cuarta nación más poblada del mundo.
Estaba organizado por Jamaat Tabligh, un movimiento misionero musulmán que hace tres semanas celebró un acto masivo en Malasia que está ligado a casi dos tercios de los 790 contagios en ese país, y a docenas de casos más en otras naciones.
El jefe de la institución dijo más tarde que aceptaban la decisión.
Los equipos médicos que controlaron a los más de 8.600 participantes encontraron a un residente en la zona con fiebre que fue trasladado a un hospital, dijo el gobernador de Sulawesi Sur, Nurdin Abdullah.
La decisión se tomó luego de que Indonesia, que tiene más de 267 millones de habitantes, reportó seis decesos más para un total de 25, la cifra más alta en el sudeste asiático. Además, confirmó su mayor repunte en el número de contagios, con 82 en un día para un total de 309.
Muchos musulmanes creen en la protección divina contra la pandemia. En Bangladesh, de mayoría musulmana, las autoridades estaban investigando una oración no autorizada a la que acudieron unas 25.000 personas para pedir la protección de Alá.