Brasil fue el primer país de América Latina en confirmar un caso de coronavirus, a través de una persona que había viajado al norte de Italia. A pesar de haber reaccionado con mayor antelación que algunos países europeos, los brasileños se muestran preocupados por el impacto que puede haber en un sistema público de salud deficiente. El número de óbitos crece a diario.
Tardó en llegar, pero las víctimas mortales ya rondan las 40. Desde que el primer caso de COVID-19 fuera confirmado a finales de febrero, el virus se ha expandido por los 27 estados de Brasil. Todo el territorio nacional está en alerta bajo el estatus de transmisión comunitaria y las fronteras terrestres con los países vecinos están cerradas.

Brasil fue el primer país de América Latina en confirmar un caso de coronavirus, a través de una persona que había viajado al norte de Italia.
A pesar de la seriedad de la situación, el presidente Jair Bolsonaro ha intentado en varias ocasiones minimizar la pandemia, lo que le ha valido una reprobación del 65 por ciento por su gestión. Lejos de ver momentos relajados, los balcones y ventanas de las principales ciudades brasileñas son escenario de caceroladas como protesta.