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Coronación del rey de los chivos expiatorios
CGTN en Español

Nota de Editor: El siguiente artículo fue extraído de la columna de opinión en chino “The Real Point”.

El presidente Donald Trump ha amenazado con retirar el financiamiento de EE. UU. a la Organización Mundial de la Salud de manera permanente si el cuerpo de salud de la ONU no implementa reformas “sustanciales” en 30 días. Esta última tentativa para desviar la atención de su mala gestión de la pandemia de coronavirus muestra cuán ansiosa se está poniendo su administración con las elecciones presidenciales solo unos meses por delante.

Desde el brote del virus, la Casa Blanca ha pasado de pretender que todo está bajo control a criticar a cualquier persona posible, después de que su respuesta a la pandemia probó ser un absoluto desastre. China ha sido, de forma conveniente, el primer y principal chivo expiatorio desde que se identificó al coronavirus por primera vez en Wuhan.

Una acusación prevalente es la teoría conspirativa de que la COVID-19 fue creada en un laboratorio chino, la cual ha sido refutada por innumerables expertos médicos del mundo, incluyendo algunos de EE. UU. En su último testimonio en una sesión del Congreso, el director de la CDC Robert Redfield desmintió una vez más la afirmación de Washington de que China encubrió el brote deliberadamente y que no fue oportuna ni transparente al compartir la información sobre este.

El análisis de los medios de comunicación llegó a la conclusión de que fueron la respuesta inadecuada y los cálculos políticos de algunos legisladores los que contribuyeron a que se ignorara las alertas tempranas emitidas por China y otras partes, lo que resultó en que se perdieran oportunidades valiosas.  El abandono de deberes de la administración ha provocado más de 1,5 millones de infecciones y muertes que sobrepasan las 91.000.

Lamentablemente, la tragedia en curso no ha evitado que estos legisladores se pasen la pelota, señalando con el dedo y menospreciando a la ciencia, causando escenas caóticas en la lucha de vida o muerte contra la COVID-19.  A nivel nacional, el Partido Demócrata y el CDC han sido los chivos expiatorios de la incompetencia de Washington, mientras que a nivel internacional se acusó a los aliados europeos de exportar infecciones a EE. UU.

Con respecto a la OMS, la administración Trump la ha convertido en chivo expiatorio en reiteradas ocasiones. Durante la Asamblea Mundial de la Salud el lunes, el secretario de Salud de EE. UU., un exmiembro de grupos de presión de farmacéuticas, Alex Azar acusó a la agencia de la ONU de no “obtener la información que el mundo necesitaba” y afirmó que “el error costó muchas vidas”.

En la carta de Trump a la OMS en Twitter, el mandatario acusó a la organización de ignorar de forma consistente “informes creíbles de que el virus se estaba propagando en Wuhan a inicios de diciembre o incluso antes, incluyendo reportes de The Lancet”. Sin embargo, la revista médica afirmó que su primer reporte sobre el coronavirus en Wuhan fue publicado el 24 de enero por científicos y médicos de instituciones chinas.

Como un artículo de USA Today indicó: “Trump creó una cultura de impunidad, evasión de responsabilidad y desvío de culpa” y “se atribuye las acciones buenas que no realiza y nada de culpa por sus propias malas acciones, las que son la mayoría”.

El comportamiento de su administración no solo exacerba sus propias falencias morales y de credibilidad, pero también enajena la relación entre Estados Unidos y la comunidad internacional, remeciendo su liderazgo mundial. El que siga jugando a pasar la pelota pasará a la historia como el “rey de los chivos expiatorios”.