En la noche del 24 de mayo, Zhao Li, director del Museo de Insectos Huaxi, encontró una criatura completamente blanca en un antiguo pozo detrás de la cueva Tianshi en la montaña de Qingcheng, famosa por su tradición taoísta y ubicada en la ciudad de Chengdu, provincia de Sichuan, en el suroeste de China.
Los animales correspondían, en realidad, a dos ajolotes mexicanos, los que Zhao cree serían una amenaza para las especies nativas.

Ajolote mexicano.
La primera víctima de los ajolotes fue la rana de árbol de Omei, una rana nativa que se descubrió por primera vez en el Monte Emei y que está ampliamente distribuída en las zonas montañosas de la provincia de Sichuan.
Esta temporada sería el período de reproducción de la rana arbórea de Omei, pero la especie se encuentra ahora en el estómago de los ajolotes mexicanos.

La rana de árbol.
Según Zhao Li, a pesar de que los peces en el agua del monte Qingcheng son muy pequeños, dado que los ajolotes comen los especies locales, se han transformado en el principal depredador aquí. En la actualidad, los dos depredadores mexicanos han sido devuelto al antiguo pozo para que aquella persona intereseda en llevarlos a casa pueda criarlos domésticamente.
El ajolote mexicano está incluido en la Lista Roja de especies amenazadas de La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

Uno de los ajolotes mexicanos hallados en un antiguo pozo detrás de la cueva Tianshi en la montaña de Qingcheng, en la ciudad de Chengdu, provincia de Sichuan, en el suroeste de China, el 24 de mayo