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Políticos que crean discriminación racial están propagando odio en la sociedad estadounidense
CRI

‍"Me arriesgo a perder mi propia salud para salvar la vida, pero sufrí un perjuicio debido a mi apariencia", dijo con tristeza Lucy Li, doctora chino-estadounidense del Departamento de Anestesiología del Hospital General de Massachusetts. Según un informe reciente del "Washington Post" de los Estados Unidos, al comienzo del brote de la epidemia, Lucy Li fue maldicha por hombres extraños en el camino al trabajo; en el trabajo, incluso unos pacientes se negaron a aceptar su tratamiento porque era de origen chino.

Mientras corre el riesgo de contraer un virus para salvar vidas, estaba bajo la presión del racismo y la xenofobia. El personal médico asiático-estadounidense representado por Lucy Li se encuentra en una situación sin precedentes en esta crisis, que los medios estadounidenses describen como "las desgracias nunca vienen solas".

Imagen del "Washington Post" de los Estados Unidos. 

Por el momento, el resurgimiento del racismo en la sociedad estadounidense es inseparable de la "incitación" y el estímulo de unos políticos estadounidenses. Desde el brote de la epidemia, algunos políticos estadounidenses han provocado deliberadamente una oposición racial a fin de ocultar sus propios fracasos en la prevención y el control de la epidemia, y calumniar a China como un medio para acumular capital político.

Es precisamente por motivos ocultos de esos políticos estadounidenses que los estadounidenses, incluidos los asiáticos, africanos e hispanos, ahora sufren múltiples maltratos. Por un lado, debido al colapso de la campaña contra la epidemia del gobierno de EE. UU., la vida y la salud de las minorías étnicas enfrentan serias amenazas. Por otro lado, bajo la epidemia, su tasa de desempleo se dispara y sus condiciones económicas se ven severamente afectadas. Según las estadísticas del Departamento de Trabajo del Estado de Nueva York, en las seis semanas hasta el 9 de mayo, más de 195.000 asiáticos estadounidenses presentaron su primera solicitud de desempleo, aproximadamente 56 veces más que en el mismo período del año pasado. Este es el mayor aumento en las solicitudes de desempleo en los Estados Unidos. Andre Perry, investigador de la Brookings Institution, dijo a NBC que, influenciados por los comentarios racistas de los políticos estadounidenses, muchas compañías estadounidenses no contratarán empleados con caras asiáticas en el próximo paso, y algunas se negarán a cooperar con los chinos.

Ahora, el resurgimiento del racismo en sociedad estadounidense es inseparable de la "incitación" de unos políticos estadounidenses. 

Una encuesta nacional muestra que a partir del brote, el 60% de los asiático-americanos habían sufrido amenazas o acoso contra los asiáticos. Desde palabras malvadas hasta patadas y empujones, e incluso echar ácido sulfúrico en las calles, el número de casos penales contra asiáticos ha aumentado sustancialmente. Según las estadísticas del sitio web "Stop Hate Asians" de la Universidad Estatal de San Francisco, el sitio web recibió más de 1.700 informes de discriminación racial contra asiáticos de todo Estados Unidos en las seis semanas posteriores al 19 de marzo.

Bajo la epidemia, injusticias sufridas por los asiáticos interfieren y obstaculizan directamente la prevención y el control de la epidemia en los Estados Unidos. Según el Washington Post, los médicos y enfermeras asiáticos representan el 18% y el 10% de los médicos estadounidenses, respectivamente. Si los políticos estadounidenses continúan provocando odio, la seguridad vital de la atención médica de EE.UU. se verá más amenazada.

En la actualidad, esos políticos estadounidenses están ansiosos por reiniciar la economía. Si los asiáticos sufren discriminación racial, seguramente dañarán el desarrollo económico y social de los Estados Unidos. Debido a esto, las voces en los Estados Unidos contra la discriminación racial a los asiáticos son cada vez más fuertes. El alcalde Bill Blasio, de la ciudad de Nueva York, exclama al líder estadounidense en las redes sociales: "Nuestro grupo asiático-estadounidense, las personas que les sirven, están sufriendo. Ellos no necesitan que usted fomente más paranoia".

Los comentarios racistas y estridentes de la Casa Blanca y el Capitolio intensifican los conflictos sociales estadounidenses, agravan las divisiones sociales estadounidenses y empujan al pueblo estadounidense al odio y la oposición. Si los políticos estadounidenses continúan conduciendo hacia atrás en la historia e incitan al odio racial, están destinados a perjudicarse a sí mismos.