Corría el año 2005 y los Bayi Rockets, la franquicia más laureada del baloncesto profesional chino en aquellos inicios, concluían aquella temporada de manera decepcionante, derrotados en los cuartos de final de los playoffs por los entonces campeones defensores Guangdong Southern Tigers. Aquel revés supuso la primera ocasión desde la fundación de la CBA, en 1995, en que los Rockets no avanzaban a la disputa del título. La suerte volvería a sonreírles la siguiente campaña, en la que alzarían el último de sus ocho trofeos. Pocos podían presagiar el rol de invitado de piedras que tocaría a este equipo en los siguientes tres lustros.

El día 14, sus victimarios de turno fueron unos Zhejiang Guangsha Lions que se apoyaron en un doble-doble de Sun Minghui para, a expensas de los 8 veces campeones, escalar puestos en la tabla. 

Pocos o, para ser más exactos, todo aquel que no avizorara los cambios sustanciales que afrontaría este campeonato, que abrió sus puertas a los jugadores extranjeros y que, hoy día, a diferencia de una década atrás, recibe a muchos atletas en plenitud de facultades y no solo a aquellos que viajaban a China en el ocaso de sus carreras. Los Rockets, sin embargo, no han sido parte de esa evolución, obligados a rechazar la inyección del talento de ultramar debido a su afiliación con el ejército. Limitados a elegir entre jugadores con esa formación, la cohesión y disciplina con que siguen afrontando sus partidos ya no les basta para dominar a conjuntos mucho mejor balanceados. 

El presente curso, a pesar de contar con un histórico de la selección en el banquillo como Wang Zhizhi, no ha sido la excepción y los Bayi Rockets siguen siendo la cenicienta de una liga en la que, antaño, campeaban por su respeto. Su balance, 5 victorias y 41 descalabros, es más que elocuente. 

El día 14, sus victimarios de turno fueron unos Zhejiang Guangsha Lions que se apoyaron en un doble-doble de Sun Minghui para, a expensas de los 8 veces campeones, escalar puestos en la tabla. Por si a alguien importara, 113-105 fue el resultado de este enésimo fracaso de los Bayi Rockets.