China ha realizado grandes esfuerzos en la batalla contra la COVID-19, tanto en casa, como en el extranjero.
Se trata de una batalla global ante un enemigo común sin precedentes: la COVID-19.
Hasta la fecha, se han registrado más de 16 millones de infecciones y 650.000 decesos en todo el mundo.
China, el primer país que hizo frente al nuevo coronavirus, cerró el que se fijó como el primer epicentro del brote epidémico, Wuhan, con el fin de contener su propagación.
Alrededor de 10 millones de personas estuvieron confinadas en enero. Según 15 destacados institutos de investigación, se calcula que dicha medida previno que más de 700.000 personas se infectaran en todo el mundo.
Otro de los aspectos clave de la lucha de China contra la COVID-19 ha sido el poner a disposición de la población los test de ácido nucleico.
La financiación estatal también ha cubierto el tratamiento de los pacientes infectados por COVID-19.
China también ha enviado ayuda a los campos de batalla en el exterior, no solo compartiendo su experiencia sobre el control y la prevención de la COVID-19, sino también enviando planes de tratamiento a más de 180 países y regiones.

China también ha enviado ayuda a los campos de batalla en el exterior.