Cada país tiene diferentes héroes, pero en sus listas, siempre hay un grupo de personas que coinciden: los bomberos. En una de las estaciones más antiguas del cuerpo de bomberos de la capital mexicana, te invitamos a pasar un día con estos uniformados que arriesgan sus vidas para salvar a desconocidos.

Alerta por inundaciones, emergencia por un árbol caído, fuga de gas en el centro de la ciudad, un accidente vehicular, heridos; terremotos, derrumbes y explosiones, parte de los eventos que los hombres deben atender a diario en una ciudad con más de 20 millones de habitantes y 2.258 efectivos bomberiles que este 22 de agosto celebrarán su día y valentía.

"Un bombero es heroico; esa sería una palabra para mí muy extensiva para un bombero", dijo Gerardo Martínez López, jefe de servicio de la Estación Tacubaya.

A tal punto que se vuelve una profesión de tradición. Su padre fue bombero y tal vez los abuelos de sus compañeros, también llevaron este uniforme y corrieron por los pasillos de la Estación Tacubaya; una de las más antiguas de la ciudad, fundada en 1935 y con ochenta y cinco años de funcionamiento ininterrumpido. 

El día a día de estos hombres y mujeres empieza al entrar a la estación y pasar al patio para revista en medio de la pandemia, con sana distancia. La lista es repasada y su guardia inicia al romper formación. La primera orden: revisar cada uno de los vehículos de la institución: El camión bomba, la cisterna, la unidad de rescate y el forestal; todos deben estar listos al igual que los uniformados para salir cuando esta alarma suene… Botas de hule, pantalón y chaquetón con propiedades de protección contra el calor radiante, guantes de tres capas y monja; todo, debe ser puesto en menos de 40 segundos o la vida de alguien podría extinguirse.

Sus vidas son las que arriesgan, vidas de otros las que salvan.

Sus vidas son las que arriesgan, vidas de otros las que salvan. El bombero es servicial; de aquellos que hacen el bien sin mirar a quien en turnos de 24 por 48. Otra unidad llegó luego de atender un llamado de auxilio. Al regresar, sobre el vehículo y personal, se empieza el ritual para desinfectar. No se puede olvidar que el nuevo coronavirus es también una emergencia que atender y para atacarla, hay que dar el ejemplo de prevención. Y no debemos olvidar que hay accidentes que se pueden evitar.