Una zona forestal de la región autónoma del Tíbet, en el suroeste de China, utiliza el ecoturismo para erradicar la pobreza y, al mismo tiempo, proteger el medio ambiente.
Tíbet es conocido por su prístino paisaje. Pero a medida que la región crece y cambia, proteger su ecosistema se ha convertido en un reto.
Estos bosques son el símbolo de Nyingchi, una densa área forestal en la región autónoma del Tíbet. La tala de árboles solía ser la principal fuente de ingresos de sus residentes. Pero desde que en 2005 las autoridades prohibieron una práctica cada vez más destructiva los aldeanos buscaron una alternativa: el turismo.
La familia de Gelie, un residente de 30 años, entró en el negocio de la hotelería hace diez años. Convirtieron su hogar en un hotel en 2018.
Nyingchi ha crecido con rapidez. Entre 2014 y 2019, se construyeron cerca de 1.400 kilómetros de carreteras y se añadieron seis rutas aéreas. La conectividad atrajo la inversión, pero el Gobierno local ha prohibido a todas las compañías que contaminan utilizar agua y electricidad en exceso. El ecoturismo es la tendencia.

Cerca del 50 por ciento de Nyingchi está cubierto de bosques. Gracias al sector del ecoturismo, sus residentes esperan que en el futuro siga siendo así.
Solo en esta aldea, centenares de hogares se han convertido en hoteles. En 2016, el índice de pobreza local era del 17 por ciento. En tan solo tres años, el porcentaje ha caído hasta el 0. Algunos residentes de Nyingchi incluso envían a sus hijos a escuelas vocacionales, dadas las crecientes oportunidades en el sector de la hotelería.
Cerca del 50 por ciento de Nyingchi está cubierto de bosques. Gracias al sector del ecoturismo, sus residentes esperan que en el futuro siga siendo así.