Mientras que los países europeos están viviendo un otoño marcado por una nueva oleada COVID-19, el hemisferio sur ha dado la bienvenida al verano. En Brasil, en lugar de quedarse en casa, muchas personas han optado por aislarse en el exterior. Los residentes de Río de Janeiro se han visto obligados a evitar la concurrencia de los gimnasios, y la alternativa consiste en acudir a las playas para ponerse en forma.
Un paraíso en el corazón de la ciudad. Los intrépidos brasileños se dan cita a las 7 de la mañana para entrenar con rigor. Son miembros de un club de natación, uno de tantos que ha registrado un boom de socios en Río de Janeiro.
Algunos nadan por placer y por los beneficios que la natación trae a la salud. Otros son atletas serios que se preparan para competir. Todos ellos son conscientes de la importancia de entrenar al aire libre mientras que la pandemia de coronavirus siga haciendo estragos en Brasil.

Los residentes de Río de Janeiro se han visto obligados a evitar la concurrencia de los gimnasios, y la alternativa consiste en acudir a las playas para ponerse en forma.