En mitad del invierno, el río Tobol, a unos 2.000 kilómetros al este de Moscú, atrae a paleontólogos de toda Rusia. Los científicos buscan estudiar antiguos restos de tiburones, rinocerontes lanudos y otros animales extintos.
En las afueras de Kurgan, una ciudad en el extremo sur de la llanura de Siberia Occidental, los científicos se han asociado con buceadores para una nueva ronda de recolección de huesos que ha tenido lugar en la zona durante casi dos décadas.
La búsqueda se produce a tres metros de profundidad, en un momento en el que la temperatura del aire baja a 20 o 25 grados Celsius bajo cero. El invierno es el mejor momento para la detección, ya que la visibilidad subacuática es mucho mejor en comparación con el verano o el otoño. Además, el río fluye más lentamente.
La zona subacuática rica en huesos podría tener un kilómetro de largo y fue descubierta por los buceadores en 2004. La describen como un depósito de huesos antiguo único. Según los científicos, cada año las aguas fluviales descubren una nueva mezcla de restos pertenecientes a diferentes períodos geológicos que abarcan desde hace 66 millones de años hasta hace 11.700.
El área solía estar cubierta por el Lago Glaciar de Siberia Occidental, formado aproximadamente hace 80.000 años. Esto explica por qué los dientes y huesos de los peces son hallazgos habituales en la zona. Los buzos también descubrieron huesos de antiguos toros, caballos y leones, así como herramientas que probablemente fueron utilizadas por los primeros humanos.
Los resultados de este año serán enviados a museos locales después de los estudios iniciales en la Academia de Ciencias de Rusia.

Los resultados de este año serán enviados a museos locales después de los estudios iniciales en la Academia de Ciencias de Rusia.