En el año 618 se libró la primera batalla de la dinastía Tang, la batalla de Qianshuiyuan.
El caballo era completamente negro y sus cascos eran tan blancos como la nieve. Se llamaba Baitiwu.
Año 619, batalla del Valle Queshu. Este corcel no descansó durante tres días consecutivos. Tenía el cuerpo amarillo y manchas blancas, y su boca era ligeramente negra. Se llamaba Telebiao.
Año 621, batalla de Mangshan. Li Shimin conquistó Dongdu. Su caballo, de cuerpo color morado, recibió un flechazo en el pecho. Se llamaba Saluzi.
En ese mismo año, en la batalla del Paso Hulao, a un caballo cuyo cuerpo era de color claro y tenía manchas oscuras, le asestaron cinco flechazos. Su nombre era Qingzhui.
Este era otro caballo de guerra, de color rojo encendido. Se llamaba Shifachi.
En el año 622, durante la batalla de Mingshui, este caballo amarillo con el pelo de la crin rizado murió en el campo de batalla después de recibir nueve flechazos. Su nombre era Quanmaogua.
Los nombres de estos seis caballos de guerra provienen de las lenguas túrcicas. Experimentaron, junto con su emperador, la vida y la muerte, cruzaron montañas y ríos y atravesaron la amplitud del tiempo.
Su dueño, Li Shimin, el emperador Taizong, se convirtió finalmente en el soberano que extendió las fronteras de su territorio y fue reconocido por los reinos de las praderas como el Khan Celestial.
Para rendir homenaje a sus fieles compañeros, Li Shimin ordenó a los hermanos Yan Lide y Yan Liben que dibujaran y tallaran seis caballos, con la esperanza de que pudieran acompañarlo por toda la eternidad.
El Mausoleo Zhao es la tumba del emperador Taizong de la dinastía Tang. Fue construido en la montaña Jiuzong, que está en la provincia de Shaanxi. Es el más majestuoso entre los 18 mausoleos imperiales de la dinastía Tang.
Al norte del mausoleo, sobre placas de piedra, los seis corceles, son como un monumento en honor a la fundación de la dinastía Tang, y permanecen firmes a ambos lados del Camino Divino.
En las esculturas, los caballos que iban a la guerra tienen la cola atada en alto y la crin cortada en tres moños. Esa es la imagen típica de un caballo de guerra de la dinastía Tang.
Sus sillas de montar, bridas, estribos y riendas son una verdadera reproducción de la majestuosidad del ejército imperial. El espíritu artístico y marcial se combinan para crear una obra sin igual.
En la dinastía Song del Norte, el famoso general You Shixiong mandó a fabricar una réplica de los seis corceles y una estela tallada. Fue la primera vez que se usó la expresión “Seis Corceles del Mausoleo Zhao”, y sus reproducciones se extendieron ampliamente por todo el mundo.
Zhao Lin, un pintor de la corte de la dinastía Jin, reprodujo sobre seda, en una pintura multicolor, los Seis Corceles del Mausoleo Zhao, junto con las inscripciones del emperador Taizong, hoy ilegibles por el desgaste de la superficie de las esculturas:
“Pasos ligeros, sombras veloces; criaturas de Dios, misterio del cielo; vuelan con el látigo; triunfan en el campo de batalla”.
Las esculturas acompañaron fielmente al emperador durante cerca de 1.300 años. Pero a comienzos del siglo XX fueron llevadas por la fuerza lejos de su lugar original. Saluzi y Quanmaogua, hechos pedazos, fueron robados y transportados al otro lado del mar. Hoy se encuentran en el Museo de Arqueología y Antropología de la Universidad de Pennsylvania, en EE. UU..
Los otros cuatro fueron rescatados en medio de la travesía y ahora descansan seguros en el Museo del Bosque de Estelas de Xi'an.
Las rocas pueden ser movidas pero los monumentos del arte nunca se derrumban. Desde bocetos y relieves hasta estelas y pergaminos, el espíritu artístico va más allá de los materiales y los medios. El tiempo transcurre y los Seis Corceles del Mausoleo Zhao, auténticos testigos de la historia, siguen galopando a su particular manera, avanzando sin cesar sobre la interminable pista del tiempo.

Si los tesoros nacionales pudiesen hablar: Los Seis Corceles del Mausoleo Zhao.