Millones de chinos se vieron obligados a celebrar de otra forma la Fiesta de la Primavera, la principal festividad en China. Muchos de ellos se quedaron en las ciudades en donde trabajan para evitar nuevos brotes de COVID-19.
Con el objetivo de frenar los brotes del nuevo coronavirus en ciertas regiones de China, el Gobierno chino alentó a los ciudadanos a no regresar a sus ciudades y pueblos natales durante la Fiesta de la Primavera. La gente hizo caso de las recomendaciones y se quedó en las ciudades en las que trabaja. Gracias a ello, la parte continental de China limpió todas las áreas consideradas de alto riesgo de COVID-19.
No cabe duda de que las circunstancias actuales obligaron a cambiar las celebraciones de la Fiesta de la Primavera, provocando, por ejemplo, un enorme impulso de los servicios en línea. El sector de la mensajería rápida gestionó 660 millones de paquetes, un aumento del 260 por ciento interanual. Asimismo, se realizaron unos 98 millones de viajes a lo largo de los siete días que se prolonga la Fiesta de la Primavera, un descenso del 34 por ciento interanual. Pese a ello, hoteles y bed-and-breakfast locales registraron un repunte de sus negocios, al convertirse en destinos populares durante estos días. También aumentó la demanda de viajes de uno o dos días a lugares culturales, geográficos o históricos cerca de las residencias.

El sector de la mensajería rápida gestionó 660 millones de paquetes, un aumento del 260 por ciento interanual.