CGTN en Español llega a Tijuana, su destino final, pero tras 11 días de trayecto en el que playas, paisajes desérticos y la amabilidad de los mexicanos han estado presentes, no podemos olvidarnos de su gastronomía. Nuestro corresponsal en México, Juan Carlos Aguirre nos trae, en esta quinta entrega, el sabor del mar y la tierra de la Península de Baja California.
Al salir de Guerrero Negro, límite entre Baja California Sur y Baja California, nos quedan poco más de 700 kilómetros de carretera con más curvas, más desierto y más paradas por realizar. Nos vamos directo hasta Ensenada. Una ciudad turística capaz de mezclar avenidas que evocan grandes urbes de la costa oeste de los Estados Unidos, el toque hispano y un clima cuyos viajeros comparan con el sentido en sus aventuras por el mediterráneo.
Al caer el sol, llegan los recuerdos de un viaje que se quisiera eterno; infinito para las historias que quedan por contar y sabores por degustar. Algo que, por cierto, hasta ahora, no les hemos descrito. Llegó el momento de narrar ese buen sabor que deja la Península y que forma parte del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad desde el año 2010: La comida mexicana, capítulo Baja California.

Una ciudad turística capaz de mezclar avenidas que evocan grandes urbes de la costa oeste de los Estados Unidos, el toque hispano y un clima cuyos viajeros comparan con el sentido en sus aventuras por el mediterráneo.
Para Ángel Ramírez, un chef nacido en tierras venezolanas y formado en Francia, Canadá, Estados Unidos y ahora radicado en Los Cabos, al sabor mexicano se le debe sumar la mezcla del chile y el chocolate, del tequila o el mezcal con el mar y la tierra. Un resumen de sabores intensos, fuertes y hasta desconocidos, pero con estilos propios de cada región.
Amor por lo propio que les permite mantener viva su cultura. Existen mercados especializados en productos del mar donde los cocineros que buscan mezclar la comida de calle con la de autor, contribuyen a esa evolución de la gastronomía californiana. Especies como la cabrilla, la almeja y el costoso atún de aleta azul se lavan y cortan con precisión para ser estudiados por los artistas de la cocina. Vivos o muertos son preparados como exquisiteces. Literalmente del mar a su paladar.

Para Ángel Ramírez, al sabor mexicano se le debe sumar la mezcla del chile y el chocolate, del tequila o el mezcal con el mar y la tierra.