Mientras la pandemia dificulta los viajes internacionales, Grecia ha sufrido un inicio lento de su temporada turística. No obstante, los dueños de negocios locales intentan mantenerse optimistas y dan la bienvenida a todos aquellos que deseen experimentar los encantos de este bello país.
La calma reina en los pintorescos pueblos costeros de la isla griega de Samos, algo inusual en esta época del año.
Tan solo unas semanas después de que Grecia abriera sus puertas a los visitantes internacionales, todavía se respira un aire de incertidumbre en torno a los viajes en medio de la pandemia.
A principios de junio, los hoteles operaban con un 25 por ciento de su capacidad media. Aún así, los negocios locales son optimistas.
Los ingresos turísticos de Grecia cayeron más del 75 por ciento el año pasado en comparación con 2019, pasando de 18.200 millones de euros a 4.300 millones de euros. El gobierno espera alcanzar la mitad de visitantes de 2019 este año.

Tan solo unas semanas después de que Grecia abriera sus puertas a los visitantes internacionales, todavía se respira un aire de incertidumbre en torno a los viajes en medio de la pandemia.
Los propietarios de negocios locales muestran su mejor cara con la apertura de hoteles, tiendas y resturantes, con la esperanza de que la temporada de verano atraiga a más turistas y las vacunas incrementen la confianza de los viajeros.
Grecia fue uno de los primeros países de la Unión Europea en abrir sus puertas al turismo este año, lo que permitió que los viajeros visitaran el país mediterráneo desde mediados de mayo con un test negativo de coronavirus, una prueba de vacunación o una prueba reciente de recuperación de la COVID-19.
Además de aceptar certificados de vacunación aprobados por la UE, también reconoce las vacunas de China y Rusia.