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Dra. Ivona Ladjevac habla sobre la politización de los problemas por la COVID-19
CGTN en Español

La pandemia de COVID-19 ha traído cambios inimaginables en la vida de las personas, pero también en las relaciones internacionales. Al considerarla como un desafío sobresaliente en las relaciones internacionales, al menos uno esperaría una declaración conjunta de los principales actores internacionales para que definan una estrategia única para combatir esta amenaza, pero, desafortunadamente, este no fue el caso.

Si bien miles de millones de personas esperaban que sus respectivos gobiernos actuaran de manera responsable y se dedicaran a la batalla global para preservar la humanidad y la forma de vida "normal", esto no sucedió. Como muchas veces antes, las tendencias hegemónicas y los intereses egoístas prevalecieron paralelamente junto a los esfuerzos por culpar a quienes abogan por una cooperación basada en la responsabilidad compartida y la devoción sincera hacia el objetivo común: eliminar la pandemia.

La República Popular China es un ejemplo de país que actuó de forma responsable desde el primer día en que se detectó el virus e introdujo estrictas medidas destinadas a preservar la vida de sus ciudadanos, pero también su economía. Para tener éxito en ese objetivo, China centró todo su potencial en examinar el virus con el fin de crear una vacuna como el único medio adecuado para derrotar al virus.

China centró todo su potencial en examinar el virus con el fin de crear una vacuna como el único medio adecuado para derrotar al virus.

Por otro lado, un grupo de países guiados por EE. UU., en primer lugar, no prestó atención a los "problemas de otras personas", pero últimamente, cuando se hizo evidente que el virus no respeta fronteras, culpó a China de exportar el virus y finalmente comenzó una amplia acción de politización de las vacunas de COVID-19 socavando así tanto la ciencia médica como la respuesta internacional a la pandemia. Independientemente de la actitud responsable de China, informando oportunamente a la Organización Mundial de la Salud sobre la epidemia y hacer un llamado a la unidad internacional, Estados Unidos, seguido de Gran Bretaña, no solo intensifica los llamamientos para que la OMS profundice en los posibles orígenes de la COVID-19, sino que también el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, ordenó a las agencias de inteligencia estadounidenses que "redoblaran" los esfuerzos para encontrar información sobre cómo surgió la pandemia.

Es muy triste que un país con más de 630.000 muertes causadas por COVID-19 esté invirtiendo en operaciones de inteligencia en lugar del sistema médico y la protección de la vida de sus ciudadanos.

Como siempre, China avanzará frente a todas estas acusaciones infundadas y continuará salvando no solo la vida de su gente (desde el brote pandémico alrededor de 4.500 virus causaron muertes) sino ofreciendo asistencia médica y de otro tipo a países de todo el mundo.

Autora: Dra. Ivona Ladjevac, subdirectora del Instituto de Política y Economía Internacional, Belgrado