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Seguimiento exclusivo: un EE. UU. que se llena la boca hablando de humanidad ha sembrado tres bombas de relojerías en Afganistán
CGTN en Español

Los nubarrones de la retirada de las tropas estadounidenses de Afganistán todavía no se disipan.

Algunos reportajes apuntan que, antes de completar su repliegue, las tropas estadounidenses destrozaron intencionadamente numerosas instalaciones aeroportuarias de Kabul como los radares. Durante una rueda de prensa rutinaria celebrada hace unos días en la cancillería china, hubo periodistas preguntando al respecto. 

En relación a esta pregunta, el portavoz de la cancillería Wang Wenbin indicó que, desde el primer día de la invasión de tropas estadounidenses en Afganistán hasta el último minuto de su retirada, EE. UU. acarreó tremendas destrucciones a Afganistán provocando serios perjuicios a este pueblo.   

Tan Zhu, en cooperación con las agencias especializadas, ha analizado, mediante big data y diagramas de conocimientos, más de 30 mil notas publicadas por más de 800 páginas web pertenecientes a los principales medios occidentales y los departamentos gubernamentales estadounidenses desde la retirada de tropas estadounidenses de Afganistán. Además, Tan Zhu también ha obtenido muchas noticias exclusivas a través de las personalidades prestigiosas con relevantes fuentes de noticias, por lo que ha descubierto las tres "bombas de relojería" sembradas por EE. UU. en Afganistán.

Los oficiales del Talibán han desvelado que, antes de marcharse, la parte estadounidense destruyó más de 70 aparatos de aviones y la totalidad de vehículos, incluidos aviones de aviación civil afgana.  

Los oficiales del Talibán han desvelado que, antes de marcharse, la parte estadounidense destruyó más de 70 aparatos de aviones y la totalidad de vehículos, incluidos aviones de aviación civil afgana.  

La parte estadounidense se llevó todo lo que podía llevarse y explotó lo que pudo antes de irse. 

Para un país sin salida al mar como Afganistán, los aeropuertos constituyen un importante lazo para mantenerse conectados con otros países; los destrozos realizados por las tropas estadounidenses han hecho que Afganistán haya perdido su seguridad básica en cuanto al transporte aéreo.

Después de la conclusión del repliegue militar estadounidense en Afganistán, Joe Biden espetó repetidamente tres veces "ha finalizado": ha finalizado la guerra afgana, ha finalizado la era en la que EE. UU. utiliza su fuerza militar para reconfigurar otros países, y ha finalizado la política exterior que ha regido EE. UU. en las últimas dos décadas. Pero si revisamos minuciosamente sus palabras, en julio de este año, el Gobierno estadounidense ya había advertido que conservaría su capacidad de intervención más allá de su presencia física. El ejército estadounidense puede recurrir a todo tipo de excusas tales como, la lucha antiterrorista para atacar en cualquier momento objetivos ubicados en Afganistán. Esto ha sembrado una bomba de relojería para el caso de Afganistán.

El 2 de septiembre, la Casa Blanca publicó un comunicado afirmando que 23.876 afganos habían sido evacuados a EE. UU. Sin embargo, el número total de personas evacuadas desde Afganistán se contabiliza en más de 120 mil, incluidos 65 mil afganos.

Según las informaciones manejadas por Tan Zhu, la base militar terrestre Brisbo ubicada en la zona fronteriza entre EE. UU. y México, que antes servía para acoger a los inmigrantes irregulares que entran desde territorio mexicano, se ha convertido en lugar de asentamiento de 6.200 afganos evacuados por EE. UU. desde su país de origen.

A principios de septiembre, el secretario de Estado Antoy Blinken y el secretario de Defensa Lloyd Austín visitaron sucesivamente Catar, Bahréin y Kuwait, para expresar personalmente el agradecimiento a estos países por su colaboración con las tropas estadounidenses para evacuar a las personas. Sin embargo, este grupo no pertenece a las personas evacuadas a EE. UU.

Según revelaron fuentes de Talibán, EE. UU. y algunos países presupuestaron especialmente 200 millones de euros que les permitieron llevarse a numerosos grupos de personas que han recibido buena educación, son entendidos de étnicas especiales y cuentan con enorme poderío financiero.

Bajo el pretexto de llevarse a un grupo reducido de afganos que prestaron servicios a la parte estadounidense, lo que han hecho verdaderamente es socavar la base de la futura construcción nacional de Afganistán.

Cuando se llenaba la boca hablando de evacuar a los afganos por motivos humanitarios para ayudarles a conseguir una nueva vida, en paralelo, se dedicaron a infiltrar elementos propios entre los afganos de cara a meter sus manos en los asuntos internos y en su futuro; ésta es la segunda bomba de relojería sembrada por el ejército estadounidense en Afganistán.

A la luz del criterio del Banco Mundial, cuando el 10 % del PIB de un país depende de las asistencias exteriores, se le califica como dependiente de la ayuda exterior. No obstante, actualmente la ayuda exterior representa aproximadamente el 40 % del PIB afgano.

Plenamente consciente de la enorme dificultad financiera que afronta Afganistán, EE. UU. ha impulsado, a numerosos bancos y agencias internacionales a recortar su ayuda a Afganistán. Un funcionario estadounidense, bajo condición de anonimato, respondió a la pregunta en una entrevista y afirmó que, si Afganistán pretende conseguir el financiamiento y asistencia internacional que necesita para apuntalar su débil economía, la última decisión le corresponde a EE. UU.

Esto significa que la mano estadounidense está presente en la fuente financiera –la línea vital imprescindible para la reconstrucción afgana. Asimismo, EE. UU. logró con ello sembrar la bomba de relojería para el colapso económico de Afganistán.

En los últimos 20 años, EE. UU. no ha dejado de envalentonar el rencor entre las distintas tribus afganas, respaldando a unas para atacar a otras. Esta práctica ha conducido a la división sectaria interna de Afganistán. Durante su repliegue militar, EE. UU. dejó cuantiosas armas, lo cual supone simplemente encender el polvorín. Por si eso fuera poco, EE. UU. saqueó, por diferentes medios, todos los recursos humanos, financieros y materiales que necesita Afganistán para su reconstrucción.

Lo que ha hecho EE. UU. ha contribuido a que Afganistán se haya sumido en una situación todavía más caótica, y que el camino de reconstrucción afgana resulte aún más difícil. 

Cuando todavía no ha saldado las viejas deudas de los últimos 20 años, EE. UU. sigue generando nuevas deudas con Afganistán. EE. UU. está más que lejos de saldar sus deudas morales y éticas en el caso de Afganistán.